JACOB, EL PAVO

"No soy un completo inútil…
por lo menos sirvo de mal ejemplo"


Edward POV

"¡Te lo dije Pierre! ¡HIP!"… una risa muy familiar comenzó a resonar en mi cabeza… "A mi si me hace caso, ¿ves?"… volvió a comentar esa voz emocionada… en extremo.

"Monsieur, ¡devuélvame mi pavo!"… Se escucharon más ruidos y cosas al caer, como si estuvieran corriendo y botando todo a su paso. ¡Que raro sueño!

"¡Pierre! ¿Qué… ¡hip!... qué es esto?... ¡hip!... Mira Jacob… ¡hip!... huele… bien…"

"¡NO! ¡Mais non! ¡No, s'il vous plaît! ¡Esa es mi salsa especial!" comenzó a gritar un hombre con su marcado acento francés.

"¡Ups! Jacob tenía sed…"

"¿Qué hace Monsieur?" una exclamación le siguió a esa pregunta… "¡Oh No!"

"Le falta sal" comento la inocente voz de Emmet no muy lejos de donde estaba.

"¡Niet!... ¡Eso es azúcar Monsieur!"

"¡Hip!... ¿Lo siento?" un gruñido le siguió a esas palabras.

"Devuélvame mi pavo y salga de mi cocina… ¡AHORA MISMO!"

"No me voy sin Jacob…"

"Se lo estoy advirtiendo Monsieur"…más cosas comenzaron a caer al suelo, y pensé que había llegado el momento de levantarme de ese extraño sueño… sueño o no, debía acabar y pronto, antes de que alguien saliera lastimado…"Entrégueme al pavo"

"Se llama Jacob… ¡hip!"… Que raro… ¿Quién está hipando?

"¿Qué hace con…?¡No!... ¿¡Qué hizo con el vino Monsieur!"

"Hip… usted dijo que el vino era para el pavo, ¿verdad?"

"Oui"… contestó el desconocido seguido de las risas de Emmet.

"Ya pues… yo intenté dárselo, pero sólo me aceptó dos copas… No entiendo por qué si es uno de los mejores que he probado"

"¡Dieu! ¡Yo lo mato! ¡Lo mato!"… La voz desconocida se comenzó a hacer cada vez más intensa y eso comenzó a desperezarme poco a poco.

"El vino era para inyectárselo al pavo Señor" dijo una voz en extremo aguda, supuse que era la voz de una mujer… ¿pero de quién?... sonaba algo histérica, pero no era raro viéndose envuelta en esa situación…  "Chef Pierre, por favor, suelte ese cuchillo… Vamos, tranquilo… calmado"… "¿Cuchillo?" pensé alarmado rodando sobre mi lecho.

-¡Demonios! – exclamé al caer del mueble sintiendo el insistente dolor extenderse por todo mi brazo izquierdo. "¡Maldición, mi muñeca!" pensé resintiendo el golpe al haber tratado de detener la caída con mis manos.

-¡Hip!... ¿A dónde vas Pierre? – escuché varios pasos salir de la cocina - ¡Eddie! – "Oh no" pensé cuando las risas comenzaron a aumentar - ¿Es cómodo… ¡hip!... el suelo… ¡hip!... Eddie? – preguntó este seguido de los ruidos hechos por su pavo.

-Cállate Emmet… - mascullé levantándome apresurado. A solo unos pasos por detrás de Emmet un hombre bajito y rechoncho, se movía furibundo de un lado a otro gritándole en su idioma a una mujer menuda de piel oscura.

-¡Esto es inaudito María! ¡Yo!... un chef de renombre… - mientras hablaba iba recogiendo sus cosas que andaban regadas por el suelo. Una gran mancha de salsa adornaba su lustroso traje blanco – tratado de esta manera… ¡Dieu!... – dijo entrando de nuevo a la cocina…

-Bon après midi Mr. Pierre – Seguí temeroso al pobre hombre tratando de calmar las aguas pasando de largo ha un Emmet entretenido en colocarle al pavo una de las bufandas favoritas de Alice. El pequeño hombre se giró a verme asustado y luego entrecerró los ojos de manera cautelosa - Je m'appelle Edward – le extendí la mano intentando buscar las palabras exactas para aplacar su furia, pero me fue imposible al ver el desastre en que se había convertido la cocina. La diferencia entre el antes y después era abismal… parecía que un huracán había pasado por esta… un huracán llamado… Emmet…

-Au revoir Edward – masculló entre dientes sacando su gorro del horno.

-Espere… No se vaya… - dije tratando de cerrarle el paso. Cuando las chicas regresaran… "¡Dios! No debí quedarme dormido" - Je vous en prie…

-¡Niet!... – gritó el pobre hombre verde de la cólera – No puedo permanecer ni un minuto más en esta casa cerca de ese… - dijo viendo cómo Emmet se reía disimuladamente con su pavo bajo el brazo…

-Espere… encontraremos la manera de solucionarlo… - el hombre se giró a verme como si estuviera loco, retrocedió dos pasos y se echó el gorro a la cabeza…"¡Emmet!" pensé queriendo acabar con mi primo en ese preciso momento… un líquido espeso, de color rojo intenso comenzó a descender por la cabeza del pequeño hombre canoso. Sus mejillas, hasta hace unos momentos verdes de la cólera comenzaron a ponerse azules cuando dejó de respirar… La pequeña María a sólo unos pasos de él, trató de sofocar sus risas cubriéndose la cara, mientras que ha Emmet poco le importaba disimular.

-¡Lo mato!... ¡Juro que lo mato! – comenzó a gritar el pobre hombre limpiando la salsa roja que caía ahora por toda su cara. No pasó ni dos segundos y prefirió salir disparado detrás de Emmet con mazo en mano.

-Pierre… hip… no sabía que tenías un mellizo – dijo Emmet mirándolo sorprendido mientras retrocedía balanceándose peligrosamente – ¡hip!...

-Emmet… - mascullé – ya cállate – pedí interponiéndome entre el pequeño hombre y mi primo, quien estaba en el más allá que en el más acá.

-Mr. Pierre… s'il vous plaît… baje ese mazo Monsieur…eso – el pequeño hombre comenzó a titubear, mirando de mí hacia Emmet – bájelo… despacio… eso es… - escuché las risas de Emmet mezclados con los ruidos hechos por "Jacob" - por favor María, sostenga el mazo… despacio Monsieur… suéltelo despacio – la frágil María tomó nerviosa el mazo de las manos del pequeño hombre, ambos tan nerviosos de que perdiera los estribos en cualquier momento.

-No… Jacob… ¡hip!... estate quieto… - "Dios… sé que no soy un hijo ejemplar, y últimamente mi lista de pecados se ha disparado indiscutiblemente… pero, por favor… por lo que más quieras… ya no más desastres… ¿Si?" – No… ¡Jacob! – y todo empezó así como terminó…



Bella POV

-No lo entiendo Edward Cullen… - bufé mientras Jacob me retenía en sus brazos para que no cometiera alguna tontería - ¿¡dices que un pavo atacó a Mr. Pierre! – exclamé furiosa.

Yo sabía que no teníamos que dejarlos solos por mucho tiempo, pero tampoco esperaba llegar y encontrar semejante desastre:

Uno: una mujer al borde de la histeria prestando declaraciones a un oficial.

Dos: un pobre chef algo maltratado siendo estabilizado por un par de paramédicos.

Tres: Edward bañado en salsas de diferentes colores, esperando en la parte trasera de una ambulancia.

Y el cuarto infaltable: Emmet dormido en las escaleras del porche del chalet, sosteniendo con firmeza la cuerda de un… ¿pavo multicolor?...

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  Flash Back
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No había pasado ni una hora desde que llegamos al pueblo y ya tenía ganas de regresar. En más de una ocasión Alice estuvo a punto de arrojarme a la pista cuando me descubría revisando con insistencia mi reloj, pero después de muchas amenazas y gritos pudimos llegar a un acuerdo; ella me dejaría llamar a Esme y preguntar por los chicos, siempre y cuando regresáramos al día siguiente al pueblo de compras…

No se imaginan cuál fue mi sorpresa cuando Esme me dijo que había tenido que ir a recoger a Carlisle y el resto de los viejos a las afueras del pueblo, porque se habían quedado varados en medio de la nada sin gasolina… A pesar de que me aseguró que dejó a Edward dormido, y a Emmet sumido en una relativa tranquilidad, no pudo tranquilizarme para nada, pues sentía que algo terminaría ocurriendo…

Sé que sueno paranoica, pero he convivido demasiado con Emmet y Edward para saber de lo que son capaces… especialmente Emmet, quien podría hacer un desastre de tan poco

Convencí a los chicos de volver cuando tuvimos todo a la mano, Alice aceptó a regañadientes ampliando el acuerdo a más compras durante lo que restaba del viaje, pero no me importó.

El auto en viaje se hizo eterno, Rose le marcaba al celular de Emmet mientras yo intentaba con el número de casa, pero las líneas estaban ocupadas.

-Emmet no contesta – resopló la rubia hundiéndose en el asiento trasero.

-¿No creen que están siendo un poco exageradas? – preguntó Jake con la vista fija en la pista.

-¿Jacob? – mascullé.

-¿Si amor?

-Cierra el pico – dije molesta haciéndolo reír.

-Míralo desde este punto Bella – dijo Alice desistiendo de marcarle a Edward obteniendo el mismo resultado – si quemaron el chalet, ya estaríamos viendo el humo a esta distancia… - dijo buscando rastros de este en el cielo.

-Bella… Rose…será mejor que les empiecen a tener un poco más de confianza – dijo el rubio haciéndonos avergonzar – estoy seguro de que… nada… ha… ¡Oh no!

Todos habíamos entendido el significado de esa expresión cuando vimos la ambulancia estacionada en la puerta del chalet. Jacob rió impresionado por la velocidad con que Rose y yo nos tiramos del auto, aún antes de que empezara a estacionarlo.

Llegué hasta donde estaba Edward siendo atendido por un paramédico quien le revisaba la muñeca; busqué su mirada ansiosa y él me respondió con una sonrisa… poco a poco comencé a sentir toda una serie de emociones: "preocupación… alivio… confusión… incredulidad… furia… deseo de cometer un asesinato"… todo conforme él iba relatando lo acontecido. 

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 Fin del Flash Back
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-Y bueno… cuando conseguí hacer que Mr. Pierre soltara el mazo, Emmet no pudo contener más a Jacob… Uhmmm… al pavo entres sus brazos - pude sentir cómo Jake se tensaba, apretado su agarre entorno a mi cintura, al comienzo lo había echo con la excusa de prevenir mis posibles reacciones, pero ahora estaba dudando seriamente de eso, pues trataba de alejarme de Edward cada vez que me distraía- el animal salió disparado contra Mr. Pierre quien en un intento por salirse de su camino resbaló con la salsa que había estado cayendo de su gorro y otras que Emmet había derramado por el suelo, y pues… quedó inconsciente – no me pasó desapercibida la mueca que hizo al ver la presa de Jacob entorno a mí - ¡Pero esta bien! – aseguró rápidamente volviendo a buscar mi mirada – lo acaban de revisar poco antes de que ustedes llegaran… y… este…

-¿Y? – dijo Alice percibiendo su vacilación.

-No recuerda mucho que digamos… - suspiró – supongo que es lo mejor, ¿no? - agregó sonriente.

-¡Edward! – exclamé indignada.

-¿Qué? – dijo sin perder la sonrisa de su rostro – créeme Bella, ese pequeño hombre estaba muy decidido a vengarse de Emmet poco antes de perder el conocimiento… Mientras no recuerde nada… mejor para Em – resopló mirando a las escaleras del porche, donde yacía un durmiente Emmet con una sonrisa en el rostro – los paramédicos dicen que no es nada grave, así que tranquilas… - dijo levantándose de la camilla al momento que hacía una mueca de dolor. Me removí inquieta entre los brazos de Jacob (el hombre), hasta que logré apartarlo para acercarme a Edward preocupada…

-¿Te duele mucho? – susurré acariciándole la mejilla mientras él ladeaba el rostro en busca de más contacto.

-Sólo un poco… - murmuró sonriendo, mientras cerraba los ojos, relajado.

-Este… Bella – carraspeó Jacob algo molesto – será mejor que hablemos con la tal María – dijo señalando a la pequeña mujer que ahora nos veía algo incómoda parada al lado de un confundido Pierre.

-Está bien – resoplé – Jaz… ¿vienes?... tu eres mejor en esto que yo – el rubio asintió encantado…  "Cuando se trataba de persuadir en los estados de ánimo de las personas, Jazper era el indicado".

-Vamos Jacob, subamos el bulto a la casa antes de que lleguen los viejos – escuché que le decía Alice jalándolos hacia donde estaba un adormilado Emmet y una resignada Rose - ¿Esa… es… mi… bufanda… favorita?... ¡Emmet!... – y en el cielo resonaron los gritos de Alice.



"Cinco horas después, por fin habíamos echo de la cocina un lugar habitable…"

Pensé viendo la salsa arder a fuego lento, las patatas horneadas recién salidas, el chancho embadurnado presto para entrar al horno, las ensaladas servidas en las diferentes fuentes… suspiré cansada.

María y Pierre se quedaron lo suficiente para escuchar las mil y un disculpas dadas por Carlisle y el resto de la familia, prometiéndoseles una indemnización por todos los daños causados. A pesar de que Esme y Leanne les insistieron reiteradas veces para que se quedaran a la cena de Navidad, éstos se negaron rotundamente al conocer a Andrew…

Después de que se fueron, la cocina se volvió una batalla campal en el esfuerzo de terminar la cena para la hora indicada… Resultados: Un pavo fugitivo, un chancho sacrificado, varias pestañas quemadas, y muchos ataques de histeria

-Vamos Bella… llegó la hora de arreglarnos… - ordenó la pixie haciéndome gemir cansada.

-¿No puedo quedarme así? – estaba siendo arrastrada por ella hasta mi habitación, cuando se detuvo de golpe a mirarme indignada, mirando mi vestimenta algo desgastada y percudida – sólo quiero descansar Alice… - hice un puchero.

-¡Eso sobre mi cadáver! – gritó horrorizada reanudando la marcha hacia mi cuarto – además… no por las puras escogí el vestido perfecto para ti…

-Alice… - gemí pensando en los zapatos de tacón que seguro abría elegido para mí.

-Vamos… tienes 20 minutos para bañarte, así que apúrate… - dijo buscando en mi armario – Rose estará aquí dentro de poco…

-Pero Alice… - gemí rendida sosteniéndome de la puerta de mi baño.

-Te quedan 19 minutos Bella… - gruñó la pequeña pixie.

-Ya, ya... ya voy… - gruñí entrando a la ducha.



-No lo puedo creer – escuché que resoplaba la rubia desde mi habitación. Dejé de prestarle atención a los chorros de agua tibia que caían por mi espalda relajando mis músculos después del ajetreado día de hoy, pues la voz de Rose no denotaban nada más que… problemas.

-¿Emmet? – preguntó el pequeño demonio desde algún lugar.

-¿Qué hizo ahora? – pregunté cansada saliendo de la bañera a regañadientes.

-No quiere salir del baño…. – resopló la rubia.

-¿Y? – pregunté confundida saliendo envuelta en una toalla – puedes usar mi ducha si ese es el problema… - dije sentándome a su lado, mientras Alice reía distraída.

- Por lo menos ya se le pasó la borrachera – agregó el pequeño pixie dándome distraídamente mi cambio de ropa, ordenándome sin palabras que empezara a vestirme.

-No es eso – dijo dejándose caer en una almohada – hace unos minutos le llegó una caja de no se dónde… estuvo actuando extraño… ni siquiera me explicó su contenido… lo único que hizo fue encerrarse en el baño, con ese Pez amorfo y ese Pavo afeminado – masculló escondiendo su cara entre sus manos.

-Debe ser una sorpresa Rose o un regalo de última hora… - dijo Alice tratando de animarla – de Emmet se puede esperar cualquier cosa… - suspiró ayudándome con el cierre del vestido.

-Tienes razón… - resopló zanjando el tema. "Eran pequeñas cosas como estas, las que me daban la tranquilidad de saber que Rose era perfecta para Emmet… ella lo aceptaba tal y cual era… con sus locas ocurrencias y su gran tan tendencia al desastre… ahora ella lo cuidaría, en mi lugar" - estas preciosa Bella… - dijo la rubia mirándome con ternura.

-Exageras… - dije sonrojándome, pero callando asombrada al ver mi reflejo en el gran espejo de mi armario. El hermoso vestido strapless era de un verde intenso, corto hasta la rodilla, pero con vuelo por debajo de mi cintura. Se adhería con gracia en mi pecho, estrujándose en el centro desde donde empezaba a caer con desenvoltura hasta formar ondas gráciles sobres mis piernas – es… hermoso… - susurré probando su textura con mis manos.

-¡A Edward le va a encantar! – chilló la pixie dando brinquitos sobre la cama.

-Vamos Bella – dijo Rose tomándome de la mano para sentarme frente al tocador – después de que terminemos contigo, Edward difícilmente podrá sacarte las manos de encima…

-¡Oh vamos! – bufó Alice – sin maquillaje y en sandalias conseguiría el mismo efecto… - dijo sonriéndome con ternura – Edward te ama con locura…

-Lo sé… - dije sonriéndoles a mis amigas. Ambas me miraron felices, intercambiando miradas cómplices…

-Manos a la obra – dijo Alice posicionándose frente a mi – tu sólo relájate – agregó tomando rímel y delineador en ambas manos. "Como si fuera fácil en estos días" …



Edward POV

Ya estaba cambiado, esperando ansioso por mi Bella… lo mejor era que le avisara antes de que lo viera por sus propios ojos… "¿Cómo no se me ocurrió?"… con todos estos eventos de Emmet y el pavo, pasé por alto muchas de las cosas que me dijo en el transcurso de la semana… "Emmet", pensé fastidiado, él y sus malditas costumbres…

Andrew, Charlie y mi padre habían desaparecido del mapa. Mi madre, Leanne y Renné conversaban amenamente a un lado de la chimenea reluciendo jóvenes y hermosas bajo el fuego de esta. Jacob y Jazper jugaban ajedrez a un lado del gran árbol, lanzando cada pocos minutos miradas fugaces a las escaleras, esperando como yo por las chicas… Bufé molesto mirando al techo… Alice no había pensado en mejor ocasión para colgar muérdago por todas partes, como si no tuviera suficiente de ver a Bella en brazos del chucho, ahora también tenía que cuidarla de sus besos…

La cajita que venía cargando dentro de mi pantalón comenzó a pesar cada vez más al mirar ansioso la hora como recordatorio de lo que estaba a punto de hacer… esperaba que Bella no se lo tomara a mal, la deseaba y quería que estuviera a mi lado para siempre. ¿Era mucho pedir?...

Pero deje mis pensamientos y dudas a un lado cuando la vi bajar despampanante por las escaleras… "Dios Mío"… pensé sintiendo cómo la belleza de ese ángel me golpeaba con una fuerza sobrenatural dejándome desarmado.

-Cierra la boca hijo – murmuró mi madre bajito parándose a mi lado. Sentí que mis mejillas se comenzaron a calentar, y me pregunté si era así como Bella se sentía al estar sonrojada todo el tiempo, pero no me importo. Bella me miraba nerviosa, mientras sus mejillas iban tomando una tonalidad más rosácea. El vestido que llevaba no hacía más que resaltar su belleza perfecta; tenía el cabello recogido en un moño flojo sobre su cabeza, pero de éste caían pequeños mechones sueltos sobre su rostro de porcelana, danzando en distintas tonalidades del caoba al rojo al verse iluminado por el fuego que repiqueteaba en la chimenea… Suspiré rendido y muerto de amor por la mujer que estaba frente a mí.

-Amor – y ahí estaba el chucho sacándome de mi burbuja abruptamente, al acercarse a mi Bella para ayudarla a descender. Gruñí frustrado, mientras ella me brindaba una mirada de disculpa… El peso de la joya en mi bolsillo comenzó a pesar… No la quería forzar a que decidiera ya, pero… esta situación me estaba matando.



-¿Y dónde esta tu novio? – preguntó Reneé sentándose al lado de Rose. Ella la miro fastidiada y se limitó a encogerse de hombros. Bella, quien estaba sentada a mi lado rió por lo bajo mirando divertida a la rubia, mientras Jacob pegado a ella como larva la miraba confundido…

-¿Qué es… ese ruido? – pregunté yo, saliendo de mis pensamientos al escuchar pasos pesados y algo caer en el segundo piso. Nadie me prestó atención así que me dispuse a levantarme cuando sentí la mano de Bella posarse sobre mi muslo.

-¿A dónde vas? – me preguntó frunciendo el ceño, el chucho a su lado apretó más el agarre en torno a sus hombros tratando de jalarla más a sí mismo.

-Yo no escuche nada… - dijo la pixie malhumorada volviendo a su antigua conversación. "Por lo menos alguien me prestó atención… aunque no por el tiempo suficiente" pensé bufando.

-Iré a ver por qué demoran tanto… - dije tomando las manos de Bella entre las mías.

-No… quédate… - dijo Bella haciendo un puchero adorable.

-Esta bien… - respondí volviéndome a sentar rendido por su mirada. Se veía tan adorable y hermosa, que se me hacía imposible negarle algo.

-Deja de sonreír como estúpido… - dijo Rose pasando por mi lado directo al pequeño mini bar de la sala. Jacob bufó por lo bajo y trató de llamar la atención de Bella dándole pequeños besos por el rostro… "Esto me enferma" pensé torciendo la boca.

-No… puede… ser… - balbuceó Bella comenzando a reír histérica viendo un punto fijo en las escaleras. Todo giramos a ver qué le había llamado la atención y nos quedamos sin habla durante algunos minutos…

"Ok… ahora si creo que estoy en la dimensión desconocida.
¡Por favor, ellos también no!"

Pensé viendo bajar a Santa Claus con una sonrisa radiante en los labios, dos escaleras más atrás de él, un par de duendes lo seguían malhumorados.

-JO, JO, JO… - dijo Andrew… corrección, Santa, mirándonos radiantes mientras se sobaba su abultada panza. Eché una mirada fugaz a todos los que estaban en la sala, nadie había dicho nada. Leanne apretaba su copa con mucha fuerza, Esme a su lado miraba incrédulamente a un Carlisle avergonzado, vestido con mayas ralladas de color rojo y blanco que le llegaban por debajo de la rodilla, cubiertas por un par de zapatos negros en punta, contrastando peculiarmente con su pantalón verde y corto que se ajustaba bajo su estómago con una gruesa correa de cuero, su extraño sweater mezclaba colores verdes y rojos en la pechera, terminando en sus manos con guantes blancos, mientras su cabeza la coronaba un gorro verde que terminaba en punta. El no miraba a nadie, tenía la vista fija en el suelo sacudiendo tristemente una campanita con la mano algo floja. Reneé por su lado, se debatía entre la diversión y la incredulidad, una extraña mueca brillaba en su rostro, haciendo temblar su labio inferior casi imperceptiblemente al mirar a un disfrazado Charlie, escayolado y enyesado, sosteniéndose con la ayuda de dos muletas, aunque al parecer, ni eso detuvo ha Andrew a la hora de forzarlo a disfrazarse. A diferencia de Carlisle, Charlie solo vestía una maya roja y blanca, debido a que el yeso le imposibilitaba vestir la otra. Al parecer Andrew se conformó con pintarle el yeso de color rojo y blanco… "Genial" pensé viendo las líneas torcidas… llevaba el mismo short que mi padre, la única diferencia era que su sweater había sido cortado torpemente en el brazo que llevaba la escayola… "Nunca lo había visto tan molesto"… pensé tratando de no reír, ya que sabía que al primer símbolo de burla, comenzaría a cortar cabezas.

-Charlie…- murmuró Andrew dándole un codazo por lo bajo para que hablara.

-¡NO! – bramó fastidiado – ya hice suficiente… - gruñó mirando al suelo.

-¡Charlie! – volvió a amenazarlo con un puño alzado. Todos esperamos pacientes, y el bufó alzando la vista rendido mirando entretenido al techo pensando en lo que iba ha hablar…

-JO, JO, JO… ¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS! – volvió a decir Andrew dándole un codazo a Charlie para que continuara y Carlisle a su lado seguía haciendo sonar su campanita.

-Si, si… feliz navidad… bla, bla, bla… y todo eso… Venimos de NY…

-Del polo norte… - lo corrigió Carlisle un poco más animado.

-Ya, da igual… - masculló Charlie, mientras Bella reía disimuladamente a mi lado – ya, ahora si… empiecen a hacer fila si quieren fotos y autógrafos… No tenemos todo el día…

-Charlie, se más amable – murmuró Andrew palmeándole el hombre – muy bien… ¿quien quiere una foto con el querido Santa?

-¡Yo! – gritó Alice saltando de las piernas de Jazper para correr a los brazos de Andrew. Charlie rodó los ojos, mientras el resto rompíamos en risas.

-¿Has sido una buena niña Alice? – preguntó Andrew posando para la cámara.

-¿Eso importa? – gruñó Charlie – ya toma esa maldita foto… estoy cansado de estas muletas… - y siguió con una lista de quejas.

-Papi, de ahí sigo yo… - dijo Bella levantándose del mueble- vamos Eddie, como en los viejos tiempos… - pidió jalándome de la mano, haciéndome reír por lo emocionada que se veía.

-¡Esperen! ¡Falto yo! – gritó Emmet tirándose de las escaleras vestido de Rodolfo el reno…

-Oh no, Emmet… - bufó Rose- te ves gordo… - dijo haciéndolo reír. Bella se acomodó en las piernas de Andrew, mientras yo me paraba a su lado, y Emmet se tiraba a los pies de ambos.

-Te ves ridículo… - rió Bella jalándole los cuernos falsos.

-¡Hey! No maltrates al reno – dije yo riendo con ellos mientras Reneé sacaba más fotos.

-Cállate Eddie – dijo Bella sacándome la lengua. Terminamos de sacarnos fotos y fueron pasando uno a uno el resto de la familia. Al parecer, no fue mala idea que se disfrazaran…

-A buena hora que no nos forzaron a hacer lo mismo – dijo Jazper tendiéndome una copa de hidromiel.

-¡Familia! – llamó Emmet la atención esta vez – llegó la hora de los villancicos…

-Eso era para después de la cena Emmet – dijo Rose yendo a la barra por una copa.

-¿Pero yo quiero cantar ahora? – dijo desilusionado.

-Has lo que quieras – dijeron Rose y Bella al mismo tiempo haciéndolo sonreír radiante.

-Con mucho amor para mi Rose… - dijo él enviándole un beso volado – y para "Jacob" mi pavo… -dijo jalando a su animal junto a él. Vi cómo Jacob, el hombre, mascullaba algunas cosas mirando mal a Emmet.

-¿Quieres algo de tomar? – le susurró a mi Bella, pero ella sólo asintió distraída esperando que Emmet empezara su canción – ya vengo… - dijo yéndose a donde Rose estaba sirviendo algunas bebidas y Emmet le dio play al fondo musical. "¿Desde cuándo lo tenía preparado?" pensé escuchando como la "peculiar" canción daba inicio.

Era Rodolfo un reno
que tenía la nariz
roja como la grana
con un brillo singular.

-Vamos todos… - dijo más animado mientras avanzaba la melodía y el cantaba con más fuerza.

-¿Qué haces? – le preguntó Bella a Alice riendo a más no poder sosteniéndose de mí por sus risas descontroladas.

-Pagaran miles por esto… - dijo la pixie con filmadora en mano, empezando a documentar a Emmet y su famosa canción – no todos los días ves a una estrella de las ligas mayores asiendo esto…

Todos sus compañeros
se reían sin parar,
y nuestro buen amigo
triste y solo se quedó.

-¿Por qué no se me ocurrió a mí?… - resopló Bella divertida – hubiera ganado millones…

 -Aún puedes escribir un libro – comentó Esme a su lado, aplaudiendo al son de la música junto ha Reneé.

-¡Si! – dijo mi Bella emocionada haciendome rodar los ojos - ¡Gracias Esme!

Pero Navidad llegó
Santa Claus bajó
y a Rodolfo lo eligió
por su singular nariz.

-Eso hijo – gritó Andrew desde una esquina haciéndole porras para que continuara.

Tirando del trineo
fue Rodolfo sensación,
y desde ese momento
toda burla terminó

-¿Acabo? – susurré en el oído de Bella. Ella me miró con lágrimas en los ojos, roja de la risa.

-No... sé…

-¡Otra vez!... – gritó Emmet, y Andrew se le unió empezando un baile extraño.

Todos sus compañeros
se reían sin parar

-Esto es más entretenido que Barney y sus amigos… - dijo Jazper al ver que Andrew había jalado consigo a Carlisle y Charlie, este último que se sostenía a las justas con sus muletas…

y nuestro buen amigo
triste y solo se quedó.

-NOOOOOOOOO… - de un momento a otro la canción se detuvo abruptamente. Emmet miraba horrorizado una de las esquinas de la casa, yo por instinto pegue a Bella a mi pecho preocupado por su seguridad, pero nada paso…

-No lo puedo creer… - dijo Alice mirando en la misma dirección que Emmet. Todos giramos ansiosos, buscando lo que había detenido ha Emmet y sorprendido ha Alice, pero no vimos nada. Ambos miraban absortos a Jacob y Rose que estaban parados a pocos pasos de la barra, y estos les devolvían a todos la mirada confundidos.

-¿Qué diablos tienes Emmet? – bramó Rosalie después de unos segundos – me has pegado un susto de muerte… - dijo dando un paso hacia él.

-No Rose… quédate ahí – dijo la pixie haciéndola retroceder.

-¿Y ahora que rayos te pasa Alice? – masculló la rubia.

-No, no, no… - comenzó a decir Emmet mientras movía la cabeza frenéticamente. Bella en mis brazos se empezó ha tensar y me gire ha verla confundido… "¿Qué esta pasando aquí?"

-Rose… - murmuró Bella algo incómoda – mira sobre ti…

-¿Qué diablos…? – dijo ella confundida alzando la cabeza cuando la comprensión le llegó de golpe – Noooooo…. – gritó viendo como las ramas de muérdago colgaban sobre ellos.

-Es una tradición Rosalie – dijo ahora la pixie divertida, mientras Jacob miraba incrédulo de la planta que colgaba sobre ellos a Rosalie.

-¿En serio…? – preguntó el chucho con un dejo de disgusto en la voz – ustedes esperan que… la… bese – dijo no creyéndose sus palabras.

-Nosotros no, el muérdago… - comentó Andrew riendo a espaldas de su hijo.

-No lo voy a hacer… - agregó el chucho temeroso.

-¿Y tu crees que yo quiero hacerlo chucho estúpido? – gritó esta furiosa girándose a enfrentarlo.

-Es parte de la tradición chicos… - agregó Reneé pagada de sí misma, codeando a Esme para que le siguiera el juego.

-Reneé tiene razón Jacob… ¿Tú no eres parte de los que van en contra de la tradición verdad? – habló mi mami tratando de parecer inocente. Leanne a su lado los miraba entre divertida, intrigada y preocupada.

-No, no, no… - dijo Rodolfo el Reno interponiéndose entre el chucho y la rubia – mi Rose no va a besar a nadie más que a mí…

-¡Emmet! ¡No te metas! – gritó la pixie molesta – ellos se pararon bajo el muérdago, y ahora tendrán que cumplir con la tradición… es eso, o se las tendrán que ver conmigo – dijo el pequeño demonio mirándolos amenazante.

-¡Pero Aliee! – bufó mi primo fastidiado – y si hubiese sido Jazper quién besara ha Bella, por ejemplo…

-Yo no me hubiese opuesto Emmie – dijo la pixie de lo más fresca, mientras yo gruñía del sólo imaginármelo – es parte de la tradición…

-No lo haré Alice, así que no gastes saliva… - bufó Rosalie retándola con la mirada.

-Si lo harás… - dijo Alice radiante.

-No lo haré… - contraatacó la rubia confiada.

- ¿Y acaso mi opinión no cuenta? – bufó el chucho.

-¡Tú no te metas! – gritaron ambas empujándolo a un lado.

-Quemaré toda tu colección de Victoria's Secret… - murmuró perversamente la pixie – incluyendo esos Jimmy Choo de terciopelo con lazo que tanto amas…

-Oh…no… no serías capaz… - dijo Rose horrorizada.

-Si… claro que si… - masculló el pequeño demonio radiante – pruébame… - la retó.

-Me las pagaras… - dijo la rubia por lo bajo – chucho… ven aquí… - ordenó asqueada.

-¡Ustedes están locas! – exclamó Jacob retrocediendo dos pasos.

-Ya cállate perro… - gruñó Rose molesta – estoy segura que hasta has soñando con esto… - Emmet los miraba incrédulo del uno al otro.

-En mis peores pesadillas quizás – masculló el chuco retrocediendo hasta chocar con la barra.

-Es la primera vez que veo a un hombre huir de una mujer tan hermosa – dijo Emmet algo más divertido, aunque con un dejo de molestia en la voz – ¿seguro que no utilizas a Bella de pantalla? – agregó ahora más intrigado haciendo reír a Charlie. Jacob entrecerró los ojos mirándolos molesto…

-Ya hazlo Jake… - dijo Bella cansada – haces tanto problema por un simple beso…

-Pero es Rosalie – dijo Jacob estremeciéndose.

-Ohhh… ahora si que te mato perro… - gruñó Rose tirándose hacia el chucho.

-Ok, ok… lo haré… - dijo rehuyéndole – lo haré.

-Alice… ¡la cámara! – gritó Reneé apurándola.

El ambiente se puso tenso mientras avanzaban del uno al otro acortando la distancia. A unos escasos treinta centímetros se detuvieron, temerosos de continuar. Las muecas de asco plasmadas en ambos rostros, mientras nosotros conteníamos la respiración… me pregunté qué estaría pensando mi Bella… "¿Estaría celosa? Tal vez no… sino no lo hubiese instado a que lo hiciera, aunque siendo Bella… era preferible no suponer, pues siempre terminaba sorprendiéndome con sus diferentes arranques"… Vi ha Emmet parado a tan sólo un metro de Jacob, debatiéndose entre matar a Jacob o cargar a Rosalie a lo cavernícola y huir de esta casa de locos. Tuve pena de mi primo, yo en su lugar hubiese llevado conmigo a Bella… A mi lado escuché bufar a Alice molesta por el retraso, mientras Andrew reía bajito de lo mucho que sufría ese par tratando de mirarse lo menos posible.

Fueron acortando la distancia… treinta… veinte… diez centímetros… faltaba tan poco… Bella comenzó a reír bajito entre mis brazos haciendo que la mirara curioso…

-¿Has visto la cara de Rosalie? – susurró bajito, yo negué intrigado pues estaba más concentrado previniendo las reacciones de Emmet – parece que quisiera arrojar… la pobre se debe estar queriendo morir… - dijo volviendo a soltar una pequeña risita.

-Jacob no se ve mejor… - murmuró Alice parándose a nuestro lado – esta tan verde que parece que se va ha desmayar en cualquier momento…

-¿No te molesta ni un poquito? – susurré intrigado a mi Bella, ella sólo se encogió de hombros.

-Es… raro… - dijo mirándome confundida – creo que si fueras tú quien estuviera en su lugar… - murmuró bajito para que sólo yo pudiese escucharla – Rose no hubiese vivido para contarlas – sonrió pagada de sí misma.

-Ya va... están a punto – dijo Jazper llamando nuestra atención.

Estaban a sólo unos escasos centímetros, ambos cerrando los ojos fuertemente. Emmet tan azul del no respirar, Jacob a punto de llorar y Rose tratando de no pensar… sólo un centímetro más y…

-¡No puedo!… - gritó Rose asqueada – quema todo lo que quieras Alice, me da igual… - dijo mientras corría a los brazos de Emmet quien ahora reía feliz.

-No importa… - contestó la pixie divertidísima – de todas maneras no lo pensaba hacer… - comentó haciéndola gruñir. Jacob se arrastró hasta mi Bella todavía contrariado.

-No me defendiste… - hizo un puchero. Yo rodé los ojos fastidiado y Bella sólo le devolvió una sonrisa tratando de animarlo.

-Sabía que no lo harían – le dijo acariciándole el rostro perlado por el sudor – aunque esperaba que tú te echaras para atrás primero… - dijo ahora más divertida.

-Lo iba a hacer… sólo qué ella me ganó… -agregó el chucho apresuradamente.

-Si Jacob, cómo no – dijeron Alice y Jazper a la vez no muy convencidos.

-¡Muy bien familia! ¡Tengo hambre! – gritó Santa sobresaltándonos a todos – si quieren regalos… ¡denle de comer a Santa! – dijo palmeándose la gran barriga.

-Yo ya no tengo apetito… - escuché mascullar a Jacob.

-Oh, vamos Jake… - dijo Bella dándole un casto beso en la mejilla – tienes que probar la ensalada de papa que hice… ¡es tu favorita! – exclamó haciéndolo reír.

-¡Gracias Bells! – dijo jalándola al gran comedor.

-Y aquí vamos… - mascullé siguiéndolos fastidiado.



Bella POV

Traté de ser un poco más atenta con Jacob pues me sentí culpable cuando me reprochó el no haber salido en su defensa cuando lo obligaron a besar a Rose… De seguro lo debe haber pasado pésimo, pues esos dos se odiaban a muerte… Durante la cena todos pasaron por alto lo del incidente anterior, tal vez por querer llevar la fiesta en paz, aunque sabía que la mayor razón era Rose, quien parecía capaz de arrancarle la cabeza al primero que se le ocurriera bromear sobre el pequeño incidente.

Las risas y conversaciones se alzaron por los aires, todos compartiendo en familia… riendo de las bromas de unos, comentando de los planes de otros. Podía sentir la intensa mirada de mi Edward posada sobre a mí, pero cada vez que le preguntaba con la mirada el por qué… el sólo negaba con una flamante sonrisa en el rostro.

-Familia – llamó Carlisle nuestra atención golpeando su copa con más fuerza de la necesaria – quiero hacer un brindis – dijo levantándose de la mesa demasiado alegre por las copas de más que había estado compartiendo con mi padre y Andrew – Por un año lleno de sorpresas, alegrías y bendiciones… - alzó su copa y todos hicimos lo mismo dispuesto a brindar con él.

-¡Salud! - dijimos todos, pero nos detuvimos en el acto.

-Esperen… - nos detuvo riendo – como les decía, por… por un año lleno de sorpresas – guiñó un ojo disimuladamente a Edward quien lo miraba sorprendido y luego mirándome a mí alzó su copa, alzando luego su copa hacia donde estábamos sentados Jacob y yo. Bajé la cabeza avergonzada al escuchar cómo mi padre chirriaba los dientes y Edward bufaba por lo bajo – por aquellas alegrías que nos han brindado día a día… - dijo mirando a Emmet que alzaba el puño radiante – y por la bendición de haberlos conocido hace ya tanto tiempo… - dijo melancólico – ustedes… - dijo mirando a todos los jóvenes de la mesa – son nuestros hijos, nuestro orgullo… brindo por ustedes; mis hijos, por mis hermanos – dijo mirando a mis padres y a mis tíos – brindo por el amor y la amistad – dijo riendo de un chiste personal…

-Nunca había visto a Carlisle mareado – me susurró Jacob bajito ganándose un coscorrón de mi parte.

-Y brindo porque sé que la verdad saldrá a la luz al fin y al cabo – dijo entrecerrando los ojos algo confundido – ustedes sabrán hacer las cosas bien… - todos lo miramos confundidos, pero Edward y yo sentimos la pegada… "¿Acaso Carlisle sabía que…? No… era imposible…" pensé negando disimuladamente, vi frente a mí que Edward me miraba tan confundido como yo – ¿Qué más…? – dijo rascándose la cabeza distraído - ¡Salud! – dijo sobresaltándonos a todos – No… no… esperen… - volvió a pararnos otra vez – me olvida de algo importante… y por último, brindo por las nuevas incorporaciones a la familia - dijo riendo bajito mirando al pavo de Emmet que estaba amarrado a la pata de la mesa – ¡por Jacob! - terminó su discurso.

-¡Salud! – dijo Emmet emocionado haciéndonos reír a todos. El sonido de las copas resonaron por toda la mesa, las felicitaciones y comentarios no se hicieron esperar…

La cena pasó sin más incidentes. Disfrute por primera vez de la compañía de Edward y Jacob sin que estos estuvieran incómodos por la presencia del otro. Hasta Rose, parecía más dispuesta a tratar a Jake con más cordialidad de la que normalmente empleaba con los animales de Emmet… ¡Hasta le hizo un regalo!... claro, si es que un polo que titulaba: "¡PATEAME!" pudiera ser considerado como tal. Pero el tampoco se quedo atrás, pues le regalo una foto suya autografiada junto a una bonita pulsera de oro que decía: "¡SOY RUBIA, TENER PACIENCIA!"

Pasadas algunas horas y después de haber abierto miles de regalos, los adultos decidieron irse a dormir pues alegaban que ellos ya no estaban para esos trotes. Nosotros decidimos quedarnos un poco más disfrutando de la noche…

-Gracias – dije abrasando a Edward por detrás al encontrarlo concentrado admirando la luna en la terraza – me encantó…

-¿Qué cosa cielo? – susurró el girándose a devolverme el abrazo. Dentro de la sala, el resto de los chicos estaban distraídos en disfrutar de sus amenas conversaciones. Ninguno se había percatado de nuestra ausencia.

-Ame todos tus regalos, pero… este… - dije separándome para apreciar más el pequeño cuadro desde el que un Emmet disfrazado de Garfio con tan solo 10 años sonreía radiante a la cámara, a sus pies, una sonrojada Tinkerbell yacía sentada en el suelo mirando a la nada con una sonrisa tímida pero feliz en el rostro, y a su lado en la misma posición un pequeño Eddie disfrazado de Peter Pan me miraba a mí con una boba sonrisa en el rostro. Ese día nos habíamos dado nuestro primer beso. Yo con 8 años y el con casi 10, y todo porque Emmet nos había retado… "Estúpido, pero fue perfecto"

-Fue el primer beso que te di - susurró él acariciando la foto sobre el cristal.

-No esperaba que lo consideraras un beso en toda regla –comenté mirándolo feliz.

-Siempre lo consideré así – murmuró acunando mi rostro – fue… perfecto – sonrió recordando – el día que fuiste ha rescatarme de esa gorila, me dio la sensación de estar reviviendo ese momento… una segunda oportunidad tal vez – meditaba para él, mientras acariciaba mi rostro en el proceso – al comienzo creí que estaba siendo movido por el instinto, la costumbre… pero luego comprendí… era la añoranza y el recuerdo de ese primer beso que durante años estuve tratando de repetir en otros labios… Siento haber sido tan estúpido mi Bella, siento haber sido tan ciego amor…

-Te conocí, me encandilaste, te volviste mi mejor amigo y luego me enamoraste – murmuré mirándolo a los ojos – Amo a mi mejor amigo y él me ama a mí… ¿Qué más le puedo pedir a la vida?

-¿El que permanezcamos juntos por siempre? – sugirió descansando su frente sobre la mía.

-Esto tómalo por echo – sonreí radiante. Una eternidad a su lado me sonaba al paraíso. Una extraña sonrisa se fue extendiendo por su hermoso rostro, como el sol que se levanta desde el Este, opacando con su belleza e intensidad las sombras que están en caída. Lo miré embelesada, tratando de leer el caleidoscopio de sentimientos que flameaban en ese mar de esmeralda, y todos estos convergían en uno… Amor.

-Te Amo – dijo juntando nuestros labios en un beso suave, lleno de promesas y esperanzas. Sus cálidos labios acariciaron los míos sin prisa alguna, disfrutando de la sensación y seguridad de que podríamos hacerlo por siempre. Su tibia y dulce lengua se unió a este juego de caricias haciéndome olvidar el momento y el lugar en el que estábamos, instándome únicamente ha entregarme con todo al único hombre que podía hacerme tocar el cielo con las manos.

-Yo también… te amo – dije con los ojos cerrados tratando de acompasar mi errática respiración.

"Lo que mal empieza, mal acaba" me dijo una vocecita inoportuna, y como si fuera el anticipo de una serie de calamidades, el sonido del cristal al estrellarse en el suelo me sacó del embrujo de su mirada.

Los brazos de Edward se tensaron entorno a mi cintura impidiéndome que volteara a ver la procedencia de ese sonido, pero no fue necesario hacerlo, su rostro reflejaba lo que tanto había estado temiendo…

-Esta bien… - susurré para que me soltara, pero el no escuchó. Tenía la vista fija en alguien tras de mí, sus facciones reflejando una gran pena ajena terminaron calándome hasta los huesos – Edward… - lo llamé. Él me miró indeciso pero fue cediendo poco a poco.

Pequeños pedazos de vidrio habían volado en diferentes direcciones tras el impacto, unos pasos más allá, los restos de lo que había sido una copa reposaban sobre un reguero de un líquido rojo vinoso esparcido en el suelo. Y a tan sólo unos pasos de nosotros, alguien se encontraba parado, tenso, temblando de pies a cabeza.

Una agonía no conocida me invadió y tuve miedo de mirar por vez primera. Quise creer que esto no estaba pasando, quise creer que cerrando los ojos y volviéndolos a abrir, despertaría de esta pesadilla… pero por más que traté de engañarme e intentara retrasar el momento, la persona parada frente a nosotros era la prueba viviente del daño que habíamos estado arrastrando hasta ahora…

Jacob, aquél a quien más quise después de Edward no nos miraba. Tenía la vista clavada en el suelo y los puños fuertemente cerrados, temblando impotente… El dolor de Jacob era mi dolor… eso siempre lo supe, pero aún con todo y eso, no podía dejar de lastimarlo y destruirlo hasta no dejar nada de él con cada cosa que hacía… "Soy una mala persona" pensé mientras sentía las lágrimas correr por mi rostro.

-Jacob… - lo llamé tratando de dar un paso hacia él, pero eso solo lo hizo negar aún sin mirarme mientras iba retrocediendo. No quería que las cosas terminaran así, le debía más de una explicación, porque después de todo él era mi amigo – Jacob… - mi voz sonó quejumbrosa por las lágrimas que ya no podía contener. Levanté los brazos hacia él, deseando que fueran lo suficientemente largos y fuertes para retenerlo. Él sólo se limitó a dar otro paso hacia atrás – por favor… escúchame… - rogué desesperada.

-¡NO! – rugió retándome con la mirada. Me forcé a callar el grito que luchaba por salir al ver el dolor que distorsionaban sus facciones. Lágrimas amargas surcaban su rostro y una acusación no dicha bailaban en sus ojos – no más mentiras Bella… - pidió partiéndome el corazón. Y sin más nos dejo parados ahí, mirando el sitio que había estado ocupando y ahora, sólo quedaban los restos de la copa destrozada. Y se perdió en la oscuridad de la noche, huyendo de mí, escapando del dolor que yo le causaba con mi sola presencia, llevándose consigo a quien fue mi mejor amigo y mi hermano.


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