EL REENCUENTRO

Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis.



Había tenido uno de los días más pesados de todos y, para colmo, tuve que pasar por el supermercado para hacer las compras del mes, mejor dicho, para volver a hacer las compras del mes. Pues a pesar de vivir sola, el tener las visitas casi diarias de Edward y Emmet en mi departamento implicaba la necesidad del doble o mejor dicho el triple de raciones de comida y bebida diarias.

"Sí, alimentar a Emmet es cómo intentar alimentar a un batallón…
Ese chico tiene como cinco estómagos"

Saqué las bolsas de las compras de mi carro y me dirigí al ascensor con ayuda de un empleado del hotel, ya que yo sola no podía con todo, además estaba demasiado ocupada tratando de callar las voces en mi cabeza, que me instaban a llamar a Edward a cada rato.

Al llegar frente a la puerta de mi Pent House, pude ver que la llave estaba abierta así que me gire a hablar con el empleado.

- Eh, bueno gracias… - dije mientras me fijaba en el nombre que llevaba en su solapa. Era nuevo en el hotel, de eso estaba segura, pero ya de por sí no me agradaba por la manera en la que me estaba mirando. "Por Dios, me estaba comiendo con la mirada" - joven Newton – dije media nerviosa mientras le extendía un billete por sus servicios.

- Dígame Mike, por favor, y no se preocupe, señorita – dijo devolviéndome el billete y de paso rozándome más de la cuenta. "¡¿Y este qué se ha creído?" – estoy para servirle en lo que SEA. Tan sólo llámeme y aquí estaré…

- Enana – gritaron desde dentro del departamento. "¡Ay, gracias a Dios!", pensé mientras me giraba al ver abrirse la puerta y salir por esta a mi gran oso, quien me levantó del suelo en medio de un gran abrazo… "¡Oh, nooo!".

- Emmet, por Dios, ¿qué haces sólo en calzoncillos? – dije horrorizada al verlo así, tratando de librarme de su abrazo de oso.

- Jejeje – se comenzó a reír mientras me comenzaba a dar vueltas. Por lo visto había hecho una travesura. De eso estaba segura – es una larga historia – dijo soltando un suspiro de frustración y poniéndose serio de un momento a otro, cómo si estuviera concentrado en un viejo recuerdo.

Alguien tras de nosotros comenzó a carraspear para llamar nuestra atención. Por un momento nos habíamos olvidado de Mike.

Al voltear pude ver su cara de asombro y disgusto por la presencia de Emmet quien me tenía fuertemente agarrada por los hombros "¡vaya, esto sí que es raro!"

Tras unos segundos pudo disimular y dirigirse a mí…

- Si se le ofrece algo más… - Mike iba a continuar pero se cayó tras la estridente risa de Emmet.

- No te preocupes, muchacho, lo que esta señorita desee, yo se lo puedo dar – dijo abrazándome más fuerte, si fuera posible. Yo ya estaba comenzando a ponerme morada para cuando Emmet me soltó y tomó las bolsas que Mike aún sostenía con la cara contorsionada en una horrible mueca. Tras esto me empujó por la puerta y la cerró con un fuerte portazo sin darle la oportunidad de agregar algo más.

"¿Es que acaso hoy todos se han vuelto locos?".

Vi cómo Emmet dejaba las bolsas de las compras en la cocina. Sacó de ésta un par de cervezas y hielo… se dirigió a la sala apoderándose del mando de la TV, mientras se sentaba en el mueble con mucho cuidado para hacer zapping.

- Vamos, Bells, no piensas estar parada ahí todo el día, ¿no? – dijo mientras por su cara se extendía una sonrisa traviesa y me hacía gestos para que lo vaya a acompañar al mueble, luego volvió a poner su atención en la bolsa de hielo que sostenía y comenzó a pasársela por las cara soltando un suspiro de satisfacción, y luego tras darme una última mirada se los coloco en los… "Oh, no Emmet Cullen".

- ¿Qué diablos se supone que estás haciendo? – grité mientras me acercaba a él al ver que se colocaba la bolsa en la entrepierna mientras soltaba un suspiro de ¿placer? – Emmet, qué…

- Bella, yo… este… bueno, no es para tanto… - comenzó a farfullar.

- ¿Que no es para tanto? – pregunté exaltada – te encuentro en calzoncillos en mi departamento…

- No es la primera ves que me ves así… - me interrumpió para defenderse, mientras evadía mi mirada.

- ¡Por Dios, Emmet, olvídalo ya!, éramos niños y tú tenias complejo de desnudista – "bueno hasta ahora lo sigues teniendo", pensé… al acercarme más pude percatarme de algo que no había notado al comienzo - ¿Qué es esa marca que..? – comencé a acercarme más para verlo mejor – Emmet, eso es un cardenal… - dije exaltada. "¿Quién diablos se atrevió a golpear a mi oso?".

- No, no es nada – dijo levantándose rápidamente dejando caer la bolsa al suelo – ¡Demonios! – gritó mientras se comenzaba a agarrar el dedo donde le había caído la bolsa…

- Oh, Em ¿qué te han hecho? – dije mientras lo ayudaba a sentarse de nuevo, y me sentaba a su lado.

- Tuve una pelea en el billar – dijo sin mirarme – un hombre se quiso sobrepasar con una chica muy bonita y yo como todo un caballero fui a defenderla… era enorme, Bells, pero no lo suficiente para ganarme… le asesté un golpe que lo dejó casi inconciente…luego… – comencé a mirarlo con incredulidad "¿en serio esperaba que me creyera eso?" – de pronto me tenía acorralado contra la pared…le asesté otro golpe…el tomó una botella y me la tiró… pero trastabilló y cuando ya lo… - perdida en medio de tanta imaginación, me levanté y fui a la cocina por un trozo de carne que tenia en el congelador, ya que hace unos minutos había captado lo que toda esta absurda historia escondía – salió huyendo como un cobarde – terminó su historia de manera triunfante mientras levantaba su puño al vacío…

- Toma – le dije, mientras le colocaba el pedazo de carne en el pómulo izquierdo - Bueno, ¿y ahora me vas a contar qué te pasó, realmente? – le pregunté con una pequeña sonrisa cómplice.

Emmet POV

La enana me estaba poniendo nervioso con sus preguntas.

"¿Cómo no se creyó mi historia?"- pensé desesperado. Si se enteraba estaba seguro que después de esto tendría algo con qué chantajearme durante el resto de mis días…

Pero si no se lo contaba, sabía que encontraría la manera de hacerme hablar.

"Demonios, malditas hormonas…"

- Pero si lo que te dije es la verdad – dije poniéndole la mejor carita de perro degollado que tenía.

- Vamos, Emmet – dijo Bella, mientras me miraba de una forma que no aceptaba réplicas. Di un fuerte bufido y comencé con la historia…

Flash back

- Todo, todo, todo, todo… - la gente comenzaba a aplaudir y vitorear con más fuerza cuando terminé la última jarra de cerveza.

- ¡Bien, Emmet! – la gente se me comenzó a acercar para felicitarme, mientras yo me abría paso para llegar a donde estaban mis amigos.

- Por un momento pensé que ese tipo te ganaría – dijo Seth mientras me palmeaba el hombro y me daba otra cerveza.

Dejé escapar una sonora carcajada que llamó la atención de las personas que se encontraba jugando en otras mesas.

- No ha nacido el hombre que me pueda derrotar – dije mientras hacia una demostración de mis músculos…

Un grupo de chicas que estaban cerca de nosotros soltaron grititos y suspiros, así que les dediqué una de mis sonrisas más sexys que guardaba para momentos como éste.

Y sonreí aún más al ver que una comenzaba a hiperventilar y otras se encontraban sosteniendo a una de ellas, ya que parecía estaba apunto de desmayarse.

"Soy irresistible"

- Ya deja de hacer eso – dijo James malhumorado– se van a desmayar – dijo señalando a la chica que se estaba comenzando a poner morada y a sus amigas que no estaban mejor que ella.

- Hey, Em. Es tu turno – me dijo Seth, mientras me pasaba el taco.

Después de la última práctica del equipo – "si, por fin estaba de vacaciones, bueno sólo era una semana, pero algo era algo".

Seth, James y yo habíamos decidido ir a celebrar a un nuevo Pool&Bar que habían abierto en el centro de la ciudad…

Y vaya que nos estábamos divirtiendo a pesar de ser aún temprano, a esta altura del día ya había conseguido los números de muchas chicas, y más que una insinuación para hacer algo más entretenido que hablar… Pero aún así, ninguna de ellas significaba un reto para mí, así que las dejaba pasar…

- Vamos, ¡tira! – me dijo James, apurándome al ver que estaba metido en mis pensamientos.

- ¿Estás tan apurado por perder? – le dije a James mientras me reía al ver su cara, cuando metí tres bolas de un solo tiro.

Pero James ya no contestó, parecía que había entrado en shock… "Oh, vamos, sé que soy bueno pero no es para tanto"… pensé mientras me acercaba a él.

- ¿Y éste qué tiene? – dije mirando a Seth, quien se encontraba con una cara tan o más estúpida que la que tenía James mirando a la entrada de la puerta…

Me giré a ver qué era lo que los tenía idiotizados, cuando la vi por primera vez…

"¡Dios, creo que morí y estoy en el cielo!".

- ¡Wow!, eso sí es una mujer – dijo Seth después de haberse recompuesto de la impresión que nos causó tremenda diosa – Hey, Emmet, estás babeando – dijo mientras se comenzaba a reír junto a James de mí.

Pero yo ya no podía contestarles. Estaba tan metido en la presencia de aquella mujer misteriosa que había entrado a este lugar para robar mi atención y la de los otros hombres presentes. Al pensar en eso no pude dejar de sentir celos, no quería que nadie la viera, sólo yo… quería que fuera solo mía.

"Vamos, Emmet, estas pensando tonterías"…

Una perversa sonrisa se extendió por mi cara cuando comencé a detallarla. Tenía el cuerpo de una modelo y el rostro más perfecto que había visto en mi vida, la cabellera rubia le caía larga y lisa sobre la espalda cubriendo parte de un delicioso cuello que con gusto mordería. Pero sus perfectos ojos azules, me cautivaron por completo, era como un mar profundo, misterioso y a la vez tan abrumador que no me importaría morir en ellos.

"Era sexy, era perfecta… Dios, esa mujer tenía una mirada que sería capaz de llevarme a la lujuria"…

- Emmet, ¡reacciona! – dijo James, sacudiéndome un poco.

- Sí, sí te quiero… – dije comenzando a delirar…

Seth y James comenzaron reír a carcajadas, mientras yo observa a mi diosa caminar a la barra con dos chicas más…

- Y ¿qué es lo que quieres, Emmet? – dije Seth mirándome de forma divertida.

- A ti, mi diosa – dije metido aún en mis pensamientos.

- Y ¿por qué no vas y le pides su número? – dijo James, creyendo que estaba bromeando.

- Sí – dije, tratando de convencerme, pero mis piernas no me respondían, estaba realmente nervioso – y si…

- Vamos casanova, ¡demuéstranos cómo se hace! – dijo Seth, dándome ánimos. Tuve que tragar duro tras escuchar esto.

"Vamos, Emmet, tú puedes.
No ha nacido la mujer que se pueda resistir a ti"

Para cuando mis piernas por fin respondieron, ya que Seth y James me ayudaron a moverlas a empujones. Mi diosa se estaba dirigiendo a los servicios…

"Bien, esta es tu oportunidad"…

Me arrastré a los servicios para cuando la vi entrar… "¿Y ahora qué hago?. No puedo entrar, pensará que soy un pervertido por estarla siguiendo hasta al baño para pedirle su numero de brasier...que diga, su número telefónico. O mejor la espero aquí afuera. Sí, eso es lo mejor"…

- Dios, ¿cuánto más se va a demorar esta mujer? – dije, soltando un suspiro de frustración. "O acaso era mi desesperación la que me hacía ver los minutos como horas. Vamos Emmet, Bella y Edward se burlarían de ti si te vieran en esta situación"…

Perdido en mis pensamientos no había visto cuando abrían la puerta en la que había estado apoyado momentos atrás… y sin poderme dar tiempo a reaccionar caí de espaldas al suelo.

"Esas son sus"…

- ¿Qué diablos estás mirando? – dijo mi diosa. "Dios, su voz era tan sexy…y sus labios carnosos me tentaban a besarla. Vamos, ¡Emmet reacciona!, le sigues mirando la entrepierna".

¡Sí!, al haber caído de aquella manera me había llevado la mejor vista que mi Diosa me pudo haber dado en toda mi absurda existencia. Sé que soy algo pervertido, pero definitivamente ese encaje rojo en ella, me ponía…caliente…

"Vamos contrólate, ¿no quieres dar tremendo espectáculo si Emetcito se despierta no?"
"Concéntrate en algo que no sea su entrepierna, y ¡párate, estúpido!"…

Me levanté del suelo, tratando de concentrarme en algo que mantuviera alejado de mi mente las imágenes de mí sacándole las panties a mi diosa con los dientes… para cuando pude ver sus pechos…

"¡Oh, Dios, me va a dar un infarto!"

- Uhmmm… mucho gusto, me llamo pechos…, que diga… panties… - Dios, estaba haciendo el ridículo. Sentía mi cara arder, ahora comprendía como se sentía Bella cuando la ponía en situaciones como esta.

No podía mirarla… debía estar pensando que soy un pervertido o un completo retrasado.

"Genial, Emmet lo arruinaste todo. Sé hombre y enfréntala".

Alcé la vista y lo que vi fue algo que me dejo paralizado. Mi diosa estaba detallando cada parte de mi cuerpo, mientras se mordía el labio inferior… al parecer le gustaba lo que veía pues soltó un pequeño suspiro. "Es tu imaginación, Emmet, definitivamente se te están muriendo la ultima reserva de neuronas que te quedaba".

- ¿Así que te llamas pechos? – dijo volviendo su atención a mi rostro. Mientras me daba una sonrisa sexy. "Vamos habla, está esperando a que le contestes".

- Sí, es decir…. No… Me llamo… - iba a terminar la frase mientras me acercaba extendiéndole la mano, para cuando tropecé con mis propios pies "No, definitivamente paro mucho con Bella". Pero no llegué a caer, me había agarrado de algo blando y redondo… ¿redondo?

"No toques, no, Emmet, no hagas eso"…

Mi conciencia me gritaba que dejara de tocar lo que sea que estuviera agarrando. Pero mi cuerpo y mi mente parecía que estaban trabajando en dos sintonías diferentes.

Todo fue tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar… lo último que pude ver fueron los ojos de mi diosa que pasaban de la lujuria a la rabia para luego irse toda furiosa sin antes darme tremendo gancho, dejándome tirado otra ves en el suelo, pero esta vez inconsciente.

Fin del Flash Back

- Y eso fue lo último que supe – dije soltando un suspiro de frustración, mientras miraba al suelo – James y Seth me encontraron momentos después y les pedí que me trajeran aquí…

Bella POV

Estaba que me partía de risa tirada en el suelo. Sé que no era bueno de mi parte estarme burlando de lo que le había pasado a mi gran oso, pero definitivamente esto se salía de lo esperado. Una mujer lo había podido dejar inconsciente… jajaja

- No es gracioso, Bella – dijo Emmet mientras me dirigía una mirada llena de reproche – ni siquiera supe como se llamaba – volvió a decir mientras se agarraba la cabeza frustrado…

- Lo… lo siento… lo siento, Em – dije volviendo a respirar normalmente mientras me levantaba del suelo, y le acariciaba las mejillas para poder llamar su atención – parece que de verdad te deslumbró esa chica – le sonreí tratando de animarlo un poco.

- Sí… es preciosa, Bells – dijo mirándome. Y no pude dejar de sentir que el corazón se me encogía al ver un rastro de tristeza en sus ojos.

- Vamos, Em - dije jalándolo de la mano para que me pueda seguir – vamos a mi habitación y… - pero no acabé de terminar mi frase…

- Oh, Bells… bueno, esto no es algo que me esperaba. Somos amigos… y yo te veo como una hermana – comencé a arrugar mi seño, definitivamente creo que el me estaba malentendiendo – sería raro… pero si eso quieres.

No tuve tiempo de gritar, Emmet me había levantado en vilo y me estaba llevando cargada a mi habitación mientras yo me reía a carcajadas.

Al llegar a mi habitación me tiró sobre la cama, mientras yo seguía riendo descontroladamente. Y se hechó a mi lado mientras prendía la televisión…

Cuando ya me pude calmar, lo miré fijamente y sentí pena por él. Nunca lo había visto así de triste y frustrado por una mujer… ellos estaban acostumbrados a tener a todas las chicas a sus pies, y que ésta lo haya podido dejar así, estaba segura había herido algo más que su orgullo.

"Esta chica es diferente… qué daría por poderlo ayudar" pensé mientras me levantaba de la cama y me dirigía al baño.

- ¿A dónde crees que vas? – dijo Em, mientras se levantaba tras de mi.

- A prepararte la ducha, sigues algo tenso, así que será mejor que tomes una y te relajes – dije mientras buscaba en los gabinetes del baño mi frasco de sales. Pude ver su negación al verme agarrándolas…

- Esas son cosas de chicas – dijo mientras me hacía un puchero.

- Ni que fuera la primera ves que las usas – dije mientras le daba una de mis mejores sonrisas – por cierto ¿qué paso con tu ropa? – Emmet comenzó a reír nervioso.

- Me sentía más cómodo sin ella...

- Emmet…

- Está bien, está bien…Seth pensó que era gracioso tirarme un balde de agua encima para poder despertarme – dijo renegando un poco.

- Oh…, ya veo – dije tratando de esconder una sonrisa – bien, dúchate y yo te voy a preparar tu plato favorito de cenar – dije mientras me sentía más contenta al verle sonreír todo emocionado como un niño cuando le das una paleta de caramelo.

- Te quiero, Bells – dijo mientras me volvía a levantar del suelo y me comenzaba a dar vueltas de nuevo.

La lasaña estaba casi lista, así que me puse a arreglar la mesa y saqué un vino.

"Hoy Edward no cenaría con nosotros", al pensar en eso sentí un poco de dolor y culpa. "Deberías haberlo llamado, talvez sí estaba enfermo".

Solté un suspiro, ya a esta altura del día me había convencido que lo mejor sería pasar de toda esta situación, pero aún así no había sido lo suficientemente valiente como para llamarlo… además necesitaba calmarme si no quería que Emmet se diera cuenta que algo no andaba bien, así que me dirigí al estéreo de la sala para poner la nana que Edward compuso para mí cuando éramos niños… Estaba tan metida en esa melodía que no escuché cuando el timbre sonó por primera vez.

- Ya, ya voy – dije mientras a regañadientes me fui a ver quién había interrumpido mi momento de tranquilidad.

- ¡BELLA! – lo poco que pude ver fue un pequeño borrón oscuro que me tiraba al suelo en medio de un abrazo. "Esa voz"…

- ¿Alice? – pregunté estando todavía tirada en el suelo con el pequeño bulto encima…

- Oh, Bella, ¡no sabes cuánto te extrañé! – dijo la voz de mi mejor amiga, con un dejo de reproche en ella – ¿por qué no abrías la puerta?. Ya me estaba comenzando a impacientar, acaso… ¿Estabas acompañada, Bells?... ¡oh, Dios! ¿Interrumpimos algo? – dijo tratando de levantarse para comenzar a inspeccionar el lugar con la mirada.

- Jajaja, calma, Alice – dije mientras nos terminábamos de levantar – sólo es que no escuche el timbre – dije mientras la volvía a abrazar, ¡espera! – Espera Alice, dijiste "Interrumpimos" – al mirar hacia el pasadizo, me puse roja al ver que teníamos audiencia… Alice se comenzó a reír de mi reacción, mientras yo trataba de recobrar la compostura.

- Bella, te presento a mi novio Jasper y a su hermana Rosalie Hale…

Después de que pude articular más de dos palabras juntas los invité a pasar y los convencí de que se quedasen a cenar ya que por idea del duendecillo de Alice, habían venido a raptarme para salir a cenar, pero no habían contado con el hecho de que yo ya tenía todo preparado.

Tanto Jasper como Rosalie eran muy amables y no tardamos en llevarnos muy bien.

Rose era una modelo muy famosa en toda Europa, pero había venido a hacer carrera aquí tras firmar un contrato con una famosa empresa de cosméticos y no dudaba que fuera a temer éxito, era realmente perfecta… y hasta podría jurar de que la mujer indicada para Emmet.

Jasper, era de quién había escuchado hablar en las tantas conversaciones que mantuve con Alice. Era el gemelo de Rosalie, por lo tanto era tan bien parecido como su hermana, sólo que este tenía los ojos grises, los más profundos y expresivos que hubiera visto en mi vida. Por lo que pude ver era perfecto para mi amiga, él se desvivía por ella y aunque al comienzo estaba un poco nervioso, después de conversar un poco se pudo abrir mejor… además teníamos mucho en común. Él era abogado como yo, y para mi sorpresa era el nuevo abogado que la firma había estado esperando durante estos días.

Estaba realmente contenta de tener ha Alice de vuelta conmigo, la había extrañado mucho después de que decidió irse a Francia a estudiar diseño de modas. Fue mi mejor amiga durante la secundaria y mi compañera de cuarto durante algunos años en la universidad, hasta que ella consiguió un traslado a la famosa escuela de modas, Studio Berçot en París, y ahora había vuelto junto a su novio a abrir su propia boutique.

Además había sido la única chica que se había podido acoplar tan bien al grupo tan extraño que formábamos Edward, Emmet y Yo.

Aún recordaba cómo había sido la vez que nos conocimos.

Yo estaba en una de las tantas prácticas del equipo de soccer de la escuela, y no porque estuviera loca por alguno de los jugadores, todo lo contrario, era realmente un fastidio tener que ir a esas prácticas o partidos oficiales, para estar rodeada de gente completamente ajena a mí, pero simplemente lo hacía porque tanto Emmet como Edward eran parte del equipo de la escuela, y para colmo don perfección era el capitán. Según ellos yo era su amuleto de la suerte, o como me decía Emmet, su porrista favorita.

Estaba sentada en las gradas de la cancha leyendo mi viejo ejemplar de Cumbres Borrascosas, mientras los chicos se encontraban practicando. Cuando la escuché hablar… "Hola, tú debes ser Bella Swan" había dicho el pequeño demonio "mucho gusto, soy Alice Brandon, tú y yo vamos a ser las mejores amigas" dijo tirándose a abrasarme.

"Y vaya que el pequeño duende no se equivocó" pensé. Habría jurado que a veces parecía que pudiera ver el futuro…

- Ay, Bella, no sabes la cantidad de ideas que tengo para remodelar tu armario – dijo el pequeño duende mientras comenzaba a botar siguiéndome con los otros a la cocina – ¡mírate!, ¿qué a sido de ti, amiga?… definitivamente no debí haberte dejado sola – dijo comenzando a reprenderme por la forma en la que iba vestida.

"¡Oh, vamos, me siento cómoda así!. Además ni siquiera tuve tiempo de cambiarme porque cuando llegué, Emmet…
¿Emmet? Dios, me había olvidado de él, tras la emoción de haber vuelto a ver a Alice".

- Amor, ya deja de asustar a tu amiga –dijo Jasper sacándome de mis pensamientos- Recién acabas de llegar y ya estas queriendo organizar su vida – dijo mientras agarraba a Alice y la llevaba hasta la mesa, al ver que ésta comenzaba a querer alegar…

- No te preocupes, Bella – dijo Rose mientras me daba una cálida sonrisa y sus ojos le brillaban de la expectación – nos vamos a divertir mucho – dijo mientras tomaba los platos de mis manos y comenzaba a acomodarlos

"¡NO, POR FAVOR, otra adicta a las compras, no!" Pensé.

Jasper y Alice comenzaron a reir al verme estática sin poder decir nada.

"Al parecer el pequeño duendecillo manipulador no había cambiado en nada. ¡Oh, Dios! Eso significaba horas de tortura en los centros comerciales habidos y por haber… y ahora no era una… eran dos. Definitivamente Rose y Alice iban a ser mi tortura… y para colmo, ahora Alice iba a tener su propia boutique en la que podría jugar a la "barbie Bella" cuando quisiera".

- Hey, Bella, aquí hay cinco platos – dijo Rose sacándome de mi trance, mientras terminaba de acomodar la mesa – ¿vamos a esperar a alguien?…

- Oh, no… lo que pasa es que… - pero ya no pude terminar de contestar.

- Bells, ¿para qué son estas cremas?. Huelen bien… – dijo Emmet entrando en la cocina, estando concentrado en untarse una de mis cremas para pies en la cara. Y no viendo que teníamos compañía…

- Emmet – llamé su atención, ya que había salido sólo con una pequeña toalla amarrada a su cintura.

Todo fue tan rápido, Emmet dej caer la crema al suelo mientras los ojos se le abrían como platos al ver hacia donde estaba Rosalie parada sosteniendo los vasos. Jasper le tapó los ojos a su novia que había comenzado a reír histérica al ver al pobre de Emmet en shock. Yo no sabía si golpear al estúpido de mi amigo por andar dando tremendo espectáculo, primero al empleado del hotel y ahora a mi visita, o disculparme con él por no haberle informado antes que teníamos visita. Pero la reacción que más me sorprendió fue la de Rose, pasó de estarse comiendo a Emmet con los ojos a ponerse furiosa de la nada…

- Hola, pervertido – dijo destilando veneno con sus palabras – ¿o debería de llamarte "pechos"? – dijo esto último lanzándole una mirada furiosa a Em.

- Yo… tú… yo… - Emmet había comenzado a tartamudear sin poder decidirse qué decir – no fue mi intención – dijo esto último casi implorando, nunca lo había visto tan afligido…

Y fue ahí donde termine de atar cabos. Rose era la famosa chica del Pool&Bar, la chica que había dejado impresionado a mi gran oso. Pero por lo visto ésta no guardaba el mejor concepto de Emmet…

- Sí, claro – dijo esta mirando furiosa para otro lado.

- Rose… ¿Emmet es el chico del que me hablaste? – preguntó Alice cuando ya se pudo calmar después de tremendo ataque de risa.

- Sí, bueno, pensé que se llamaba pechos – dijo traspasando a Emmet con la mirada - él es el pervertido del que te hablé…

Emmet frunció el seño tras escuchar a Alice hablar. Y haciendo un gran esfuerzo despegó los ojos de Rose los posó sobre Alice, llevándose una sorpresa aún mayor…

- Duende… - dijo, corriendo a levantar a Alice de su silla para darle vueltas. Mientras esta comenzaba a reír de nuevo a carcajadas… - te extrañé… - le dijo mientras le plantaba un beso en la mejilla.

¡No!. Definitivamente tenía que hacer algo. Ahora no sólo Rosalie quería matar a Emmet, sino que ahora lo tendría que cuidar de un novio celoso.

- Jajaja, basta oso, me estás manchando con crema – dijo Alice mientras apartaba a Emmet con sus pequeñas manitas para que la terminaba de colocar en el suelo.

- ¿Alguien me puede explicar qué esta pasando aquí? – dijo Jasper furioso mientras se colocaba al lado de su novia y la apartaba de Emmet en medio de un abrazo posesivo.

Yo comencé a reír nerviosa al ver la tención en el ambiente. Alice se aparto de Jasper para acercarse a Emmet y a mí, que me había acercado a éste último para protegerlo si es que los gemelos Hale se confabulaban para dejarlo otra vez inconciente…

- Amor… – dijo Alice dirigiéndose a Jasper para que se acercara a ésta – te presento a Emmet Cullen, mi mejor amigo y casi hermano – dijo mientras Emmet reía por lo bajo – Jasper… - comenzó a decir Alice como advertencia…

- Mucho gusto – dijo Jasper algo desconfiado tendiéndole la mano a regañadientes.

- Mucho gusto Jasper, y suerte – dijo Emmet mientras soltaba tremenda risa, rompiendo la incomodidad que se sentía en el ambiente – la vas a necesitar con esa pequeño demonio. ¡Auuuch!. ¡Alice, eso duele! – dijo Em mientras se sobaba la nuca, ya que ésta le había golpeado ahí. Rosalie comenzó a reír, llamando la atención de todos en esa habitación ya que había pasado desaperciba durante esos minutos…

- Emmet, te represento a Rosalie Hale – dijo Alice, lanzándole a ésta una mirada cómplice.

- Es un placer, Rosalie – dijo éste acercándose con cautela a Rose, y al ver que esta no planeaba romperle alguna olla o sartén en la cabeza, se arriesgó y tomó su mano inclinándose para besarla, deteniéndose algunos segundos más para disfrutar del momento.

Todos nos habíamos quedados callados, esperando la reacción de Rose, pero no hizo nada. Ésta se había quedado paralizada con el gesto tan galante por parte de Emmet. Y éste último haciendo acopio de toda su fuerza se separó de ella y dándonos una sonrisa nerviosa a todos…

- Bueno, ¿y ya está la comida? - preguntó, mientras nos dedicaba la sonrisa más traviesa que tenía.

Fue tan extraño ver cómo el ambiente había cambiado en la cocina. Emmet a regañadientes se había ido a poner ropa más apropiada, alegando que estarse vistiendo y desvistiendo era innecesario, ya que todos lo habíamos visto así y ¿qué más daba?-

Rosalie no había vuelto a pronunciar palabra alguna mientras Emmet se encontraba ausente, pero parecía como si estuviera teniendo un gran conflicto interno ya que no dejaba de suspirar o renegar de la nada.

Jasper y Alice mientras tanto se encontraban sumergidos en su burbuja personal, mientras se hablaban en susurros y se dedicaban miradas cargadas de amor…

- Bella… lamento haberme comportado así en tu casa – dijo Rose, dirigiéndose a mi. Estaba realmente nerviosa y se notaba algo avergonzada - … él… él… ¿él es tu novio? – Preguntó con cautela, mientras sus mejillas se tornaban de un bonito color carmín – lo siento, no debería de preguntar esas cosas…. Recién nos conocemos y ya estoy… – comenzó a disculparse rápidamente… mientras yo le dedicaba una cálida sonrisa.

"Definitivamente Rose me agradaba para Emmet, es directa, eso me gusta".

- Rose… - la callé para poder calmarla – Emmet es mi mejor amigo – le dije mientras veía como sus ojos comenzaban a brillar con alegría – es casi como un hermano o también podría decir que es como un hijo – dijo mientras ambas comenzábamos a reír.

- Están hablando de mí – dijo Emmet entrando a la cocina, llamando la atención de todos los que estaban en la mesa.

Llevaba sólo una camiseta negra pegada que resaltaba sus músculos y un bermudas de mezquilla, que le sentaban a la perfección.

"Sí, lo sé… se preguntarán: ¿de dónde sacó la ropa?.
Pero el hecho de que ambos pasaran tanto tiempo en mi departamento, implicaba que también tuvieran reservas de su ropa aquí.
Para emergencias, claro"…

Rosalie no había apartado la mirada del cuerpo de Emmet desde que éste entró en la estancia, detallándolo desde la punta de sus cabellos hasta sus piernas bien formadas y bronceadas por el sol. Emmet se acercó cautelosamente a ella, sentándose a su lado…

- ¿Te gusta lo que ves? – le susurró en el oído, como para que sólo ella pudiera oírla. Pero vamos, lo conozco demasiado como para intuirlo tras ver a Rose ponerse de los mil colores. Así que para hacerlo guardar la compostura, lo pateé por debajo de la mesa. Emmet se alejó de Rose, bufando por lo bajo mientras me dirigía miradas de reproche.

- Bueno, sírvanse – les dije de la manera más educada…

- Hey, Bella – dijo Alice llamando mi atención – ¿no vamos a esperar a Edward?

Y como si hubiese sido invocado por el diablo, escuchamos cómo habrían la puerta del departamento para luego escucharla cerrarse y unas pisadas que se acercaban a donde estábamos. Mi corazón comenzó a latir desbocado sin motivo alguno…

- ¿Alguien dijo mi nombre? – pude escuchar que dijo esa aterciopelada voz que tanto conocía desde el pasadizo, mientras se acercaba poco a poco…



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