Disclaimer: como ya todos saben, los personajes le pertenecen a la gran Stephanie Meyer, pero la historia es mía, así que disfrútenla.




"WEDDING"

"El amor concede a los demás el poder para destruirte"



Bella POV

"Respira Bella" pensé nerviosa mientras contraía los puños a ambos lados de mi cuerpo. La angustiosa sensación de que el tiempo se me estaba acabando inundaba todos mis sentidos. No, no quería abrir los ojos y enfrentarme a la cruda realidad. Había intentado retrasar este momento el mayor tiempo posible, buscando miles de excusas para seguir con esta farsa, por él, por su felicidad. Pero el tiempo, tan cruel y traicionero, me había jugado sucio y sin pensarlo ya estaba a puertas de lo que sería el momento más difícil de mi vida…

"Se lo prometiste" me recordó mi conciencia, "le diste tu palabra" me volvió a repetir. Suspiré, no lo podría plantar, eso le rompería el corazón, y lo que yo menos deseaba en este mundo, sería lastimarlo. Otro suspiro se escapó de mis labios, mientras buscaba las fuerzas inexistentes para dar el siguiente paso…

Abrí los ojos temerosa de derrumbarme por la sola imagen, frente a mí la persona en el espejo me recordaba lo que estaba a momentos de hacer. El precioso vestido de satén se adhería a cada una de mis curvas cayendo con desenvoltura hasta el suelo. Mi cabello, entretejido de una forma magistral, relucía de forma mágica adornado por un par de peinetas de plata, en cuyos dientes descansaban hermosos zafiros.

Un quejido se escapó de mis labios, mientras las lágrimas que había estado luchando por contener comenzaron a bañar mi rostro. La cruda realidad me dio de lleno, quitándome la respiración por unos segundos. Las olas de dolor que a penas me habían estado rozando, en aquel momento se alzaron arremetiendo contra mí, hundiéndome con toda su fuerza. El dolor se hizo insoportable, y la opresión en mi pecho clamaba por un respiro… un respiro en medio de esa situación que me mataba.

Más lágrimas comenzaron a escaparse de mis ojos sin que yo pudiera detenerlas. "¡Basta! Él no me puede ver así, le di mi palabra", traté de convencerme en busca de fuerzas para afrontar esta situación. Pero hasta ahora sólo había conseguido engañarme a mi misma, creyendo que podría hacerlo, que era por su bien, que todo era por su felicidad… sin embargo, ahora que el momento había llegado, todo mi ser clamaba por una escapatoria sabedor de que no podría soportar esta farsa...

"El te quiere y por tanto entenderá", dijo un eco de su voz en mi mente, consiguiendo que un amago de sonrisa se extendiera por mis labios, sin que la alegría de esta llegara a mis ojos… Negué silenciosamente deseando que eso fuera verdad, pero por más que intentara convencerme a mí misma de que no era demasiado tarde, sabía que no era verdad. Las decisiones estaban tomadas y ahora, todos esperaban a la novia….

Me forcé en busca de una sonrisa más creíble, mientras limpiaba el desastre que las lágrimas habían dejado a su paso. Alcé la vista conforme con mi reflejo en el espejo, agradecida de que Alice hubiera usado maquillaje a prueba de agua para cuando comenzaron a tocar la puerta… Mi corazón se saltó un latido y luego empezó a latir desbocado anticipando que el momento estaba por llegar….

-Bella, ya estás… - dijo mi fiel amiga entrando a la habitación deteniendo su discurso al verme devastada – ¡Oh Bella! – exclamó Alice corriendo a refugiarme en sus brazos.

-Estoy bien… - balbuceé, dejando que nuevas lágrimas bañaran mis mejillas – voy a estarlo… - dije rehuyendo su mirada.

-¡No seas tonta! - resopló molesta, forzándome a que la mirara – aún no es demasiado tarde Bella, puedes echarte para atrás y… – habló esperanzada, con un nuevo brillo fanático en sus ojos…

-¡Basta Alice! – grité no queriendo escuchar el resto – ¡Basta! – volví a repetir sabedora del discurso que me había estado repitiendo durante tanto tiempo…

-Es un error Bella, y lo sabes… - refutó ella.

-¿Y qué más da? – mascullé – él es feliz y es lo único que importa – dije apartándola de mi lado para alisar las arrugas inexistentes de mi vestido.

-¿Eso es lo que quieres? – preguntó enfadada mirándome a través del espejo.

-Si… - dije dándole la espalda al ver la sombra de decepción que cubrió su rostro.

"¡Dios, dame fuerzas!" Recé llorando al ver cómo mi amiga desaparecía por la puerta y con un último suspiro, la seguí…


La dulce combinación de los acordes resonaba en toda la primera planta y conforme me iba acercando, la fragancia de miles de flores me iba nublando los sentidos… "Da marcha atrás Bella" dijo mi conciencia, pero mi cuerpo parecía reacio a obedecer. El sólo imaginármelo esperando, parado al final de este recorrido me hacía movilizar los pies hacia su encuentro, por más que eso significara, el inicio del final…

Inhalé un gran trago de aire, deseando que todo esto terminara pronto, hasta que llegué al inicio de la lustrosa alfombra roja… "¡Dios Mio!" pensé nerviosa, al verlo mirar ansioso de un lado para otro, desde el altar. El poco aire que había estado reteniendo escapó de mis labios, me olvidé cómo caminar, sintiendo que las piernas me fallarían de un momento al otro, mientras a mí alrededor los murmullos de los invitados comenzaron a aumentar. Pero todo dejo de tener sentido para cuando nuestras miradas se encontraron. Una hermosa sonrisa, mi sonrisa, se extendió por su hermoso rostro, y en la mar de sus ojos, una extraña llama comenzó a flotar. En sólo un segundo dejé de ser consciente de la música procedente del piano, de los invitados distribuidos en las filas rodeando el lugar en donde se sellarían los votos, y mucho menos fui consciente de mi familia, que nos miraban expectantes…

Los ojos me comenzaron a escocer mientras avanzaba a su encuentro, el sonreía, radiante por la emoción. Yo fingía, por él. Llegué a su lado y él entrelazo nuestras manos, fui incapaz de hablar sintiendo como el peso de varias piedras hacían su morada en mi corazón, rehuí su mirada sabiendo que cuando me mirara a los ojos, vería la vacilación en ellos…

-Bella… - susurró tomando mi mentón para que lo mirara. Y yo ya no pude contener más las lágrimas.

Sus ojos se llenaron de ansiedad, preocupado por mientras sus ávidas manos vagaban por mi rostro tratando de detener los ríos de dolor que brotaban de mis ojos. El sostuvo mi rostro entre sus manos, buscando respuestas a preguntas no echas pero yo lo aparté… "Estoy bien" traté de decirle, pero las palabras no salían de mis labios…

-Lloró de felicidad – mentí por su bien, tratando de mitigar la ansiedad que brillaba en ese par de esmeraldas que había amado por años.

-Mi tonta Bella – sonrió sin mucha convicción mientras yo negaba, para luego estrecharme entre sus brazos –siempre estaremos juntos – prometió serio.

-Lo sé Edward… - traté de sonreír quitándole importancia para calmarlo, cuando la tradicional marcha de Wagner comenzó a sonar.

Lo miré por última vez, tratando de infundirle valor… "Lo harás bien" le susurré arreglándole la lustrosa camisa. Hoy se veía más hermoso que nunca.

-Te quiero… - murmuré abrazándolo como despedida, esperando que entienda la profundidad de esas palabras.

-Y yo a ti – respondió él soltándome poco a poco.

"Pero eso no es suficiente" pensé yo, posicionándome detrás de él para ver llegar a la afortunada novia.

"Y yo te amaré en silencio...

Como algo inaccesible

Como un sueño que nunca lograré realizar

Y el lejano perfume de mi amor imposible rozará tus cabellos...

Y jamás lo sabrás".

Todo a mi alrededor dejó de tener sentido… los colores de mi perfecto mundo habían desaparecido, dejándome rodeada de una sombría escala de grises… estaba perdiendo al amor de mi vida siendo testigo mudo de su unión con otra mujer…

Quise gritar, quise interponerme en esa unión, pero… pero sólo callé… callé incapaz de hacer mella en su felicidad, callé incapaz de destruir ese momento especial para él, callé incapaz de ser YO quien destruyera su vida a partir de ese instante…

Y me conformé, me conformé con ser una espectadora más en ese momento, me conformé siendo siempre, la mejor amiga y no conforme con eso, ahora, la dama de honor.

Y con cada palabra que ellos daban, una parte de mi corazón se desquebrajaba. Y con cada promesa de amor que intercambiaban, mi vida se sumía en las sombras…

Y volví a callar, viendo como todos aplaudían a la pareja de recién casados… algunos felices por la nueva unión, y otros con lágrimas en los ojos, como yo…

"Te Amo Edward, y Siempre te amaré" pensé, derramando una última lágrima por quién fue y siempre será mi mejor amigo… "Te Amo" volví a pensar por última vez.


0 comentarios:

Publicar un comentario