Disclaimer: como ya todos saben, los personajes le pertenecen a la gran Stephanie Meyer, pero la historia es mía, así que disfrútenla.


REVAMP

“El amor no es amor cuando está mezclado con consideraciones
 que se apartan del punto principal”
William Shakespeare



“Emmet, aléjate del bufet”
“Emmet, no te quiero cerca de la cocina”
“Nadie pidió tu opinión Emmet”
“No, no eres necesario. Gracias”

“Aquella mujer lo irritaba más que un grano en el trasero”, pensó dejándose caer en una de las sillas más alejadas del salón viéndola gritarle a un grupo de trabajadores. Bufó. Los últimos meses habían sido un infierno con sus erráticos cambios de humor y continuos antojos de hacerle la vida imposible a cuanto ser con vida se cruzara en su camino, y al parecer, era sólo el comienzo. “Bruja”, volvió a mascullar viendo ir y venir a las personas que decoraban el local.

Su diosa y la encarnación de Pitufina, habían desaparecido desde que despuntó el alba sin decir nada a nadie. Emmet tenía sus teorías claro está, pero en ninguna de ellas se le veía abandonado permanentemente… Su punto de vista era simple: “Tanya tenía que desaparecer”. Esa bruja – con respeto a las señoras brujas – repelía a la gente como si apestara y lo cierto era que si no estuviera embarazada de su pobre primo Eddie, hace tiempo hubiera dejado que Rose llevara a cabo sus planes de “exterminemos a la arpía”. 

“Hablando del depresivo de Eddie, ¿en dónde se habrá metido?”, pensó sintiendo una sacudida de envidia al ver que Eddie había desaparecido y él tenía que quedarse ahí, soportando a una embarazada con complejo de trol.
 
Se removió en su silla por enésima vez, pero le era imposible permanecer quieto; después de todo, él no había nacido para hacer de estatua. “Y así quisieran, les sería imposible representar a tremendo pedazo de dios griego, y ni qué decir de Emmetcito” pensó maliciosamente.  

Algo aburrido, miró absorto a la terraza que daba a los jardines y recordó que el rubio dominado estaba escondiéndose ahí, buscando entretenerse con su sombra para no chocar con Tanya quien hoy estaba más insoportable que nunca, dando órdenes por doquier a quien tuviera la desgracia de cruzarse por su camino.

Se levantó con cuidado de no llamar la atención de nadie, caminando con cautela entre las cosas regadas por el suelo. En sus años de adolescente había aprendido a ser lo más sigiloso posible - especialmente cuando tenía que escapar de la escena del crimen-, y si no lograba hacerlo a tiempo, aún tenía un As bajo la manga; echarle la culpa a Eddie. El problema ahora era que no tenía a quien culpar. “Bueno, aún te queda Jazper”, le recordó su mini conciencia… 

Una sonrisa triunfante se extendió por sus labios viendo que era cuestión de unos cuantos metros para llegar a la terraza,  pero la tuvo que borrar al instante cuando esa voz chillona que constantemente lo atormentaba hasta en sus pesadillas, taladró sus pobres oídos. 

¿Ahora  qué hice?” suspiró cansado, temiendo voltear. 

Siempre era lo mismo: si el departamento de Tanya temblaba, Emmet había estado jugando con explosivos; si alguna de sus pertenencias se rompía casualmente, era su culpa por estar cerca; si la refrigeradora se vaciaba por obra y arte de magia, era su culpa por no poder controlar su apetito; si alguien no le prestaba la suficiente atención a Tanya, era su culpa por ser tan bonito. Resoplo,  esa bruja estaba loca.

-¡Emmet! – gritó la bruja menopáusica haciéndolo resoplar. “Se los dije”. 

-¿Si Tanya? – pregunto, usando aquella sonrisa con la que conseguía derretir a cualquier mujer. 

Diablos, al parecer no funciona con las de su especie”, pensó borrando la sonrisa al instante, al ver lo exasperada que parecía. Con el pie dando constantemente contra el suelo, los puños fuertemente cerrados a ambos lados de su cuerpo y una vena palpitando frenéticamente en su frente, se preguntó si podría seguir viviendo lo suficiente para despedirse de su diosa. Tragó pesado y una nueva idea cruzo por su mente; “con lo verde y furiosa que se veía, le era imposible no pensar que el hijo de Eddie saldría verde como Pikoro”.

Pobre de él, aunque bien podrían trabajar en los circos”, acotó su muy bien intencionada mini Bella mientras el grandulón se quedaba absorto observando su abultada panza de seis meses.

“Uhmmm… se supone que las embarazadas son bonitas y tienen un brillo especial, pero… ¿y Tanya? ¿qué pasó con ella?”, pensó observándola curioso, “estaba gorda, sí, pero seguía igual de fea”.

Ni se te ocurra decírselo”, ordenó su malhumorada mini-Bella.

-¿En dónde está tu primo? – su molesta voz resonó irritada, sacándolo abruptamente de sus pensamientos.

Había que aceptar algo, esa mujer sabía intimidar a un hombre, lamentablemente para ella, Emmet no era un hombre, bueno, sí lo era, pero no uno común. 

Una curiosa sonrisa iluminó el rostro del grandulón, y pocos segundos después, estaba vaciando todo el contenido de sus bolsillos a los pies de la asombrada mujer. Pero nada, no había Eddie por ningún lado, salvo un chicle masticado que ahora le resultaba atractivo. Se encogió de hombros y se lo metió a la boca, “no sabía tan mal después de todo”… 

La rubia empezó a boquear mientras una sonrisa triunfante se extendía por el rostro del grandulón, al verla rechinar los dientes.

-No sé – comentó lo obvio después de su infructuosa búsqueda. Nadie había visto a Eddie en todo el día, pero aun conociendo su paradero, no se lo diría. 

-Mientes… ¿qué está haciendo? – habló escupiendo bilis por todos lados. 

-Escondiéndose de ti supongo – mencionó sin querer. Las risas de los trabajadores corearon sus palabras, y sin pensarlo, sonrió complacido; al parecer, había descubierto un nuevo pasatiempo.

Tanya entrecerró los ojos, roja de la indignación pero no dijo nada. Dio un giro con estilo que Emmet empezó a envidiar, y empezó a alejarse de él.

-Bruja – masculló.  

-¡Te escuché! – gruñó deteniendo su andar. 

-Yo no dije nada, pero… ¿necesitas ayuda? – volvió a ofrecerse tratando de aligerar el ambiente. Por más que disfrutara haciéndola rabiar, sabía que no era bueno para el bebé que estaba esperando. 

-¡NO! –exclamó groseramente – sólo mantente fuera de mi vista…

-Bella siempre me dejaba ayudar – susurró. 

-¡Pues ella ya no está aquí! – volvió a gritar la reina de las brujas triunfante, al ver que había encontrado su punto débil.

Pero no por mucho tiempo…”, juró, dejándola renegar sola. – Bruja – volvió  mascullar perdiéndose por la puerta de la terraza.  

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El sol había empezado a ocultarse, y las personas dentro del local no terminan de arreglar todo para la gran noche. Jazper, miro ceñudo el mensaje que brillaba como una sentencia en su celular y suspiró abatido. Tenía un muy mal presentimiento acerca de todo esto, pero Alice y Emmet se habían metido esa loca idea entre ceja y ceja, por lo que hacerlos razonar era caso perdido.

-¡Ja, te atrape! – exclamó Emmet burlón, golpeándolo en la cabeza.

Del susto, Jazper soltó su celular que fue a dar a un pequeño rosal bajo la terraza. – Gracias Emmet – resopló molesto viendo incansablemente del jardín bajo ellos, al salón principal por donde se llevaría la fiesta y tendría que pasar para ir a la primera planta. Sopesando las posibilidades de un camino libre de problemas, tuvo que suspirar rendido comprendiendo que le sería imposible cruzar ese terreno minado.

-Cobarde – susurró Emmet riéndose de él.

“No, no era cobarde, solo un poco precavido”.  

Emmet se apoyó en el barandal, observando a los ajetreados jardineros agregando luces a los árboles del jardín. - Como si alguien fuera a venir – masculló para si mismo. 

Jazper lo miro interesado durante unos minutos intentando comprender sus sentimientos, para luego concentrarse en ver salir las primeras luces de la ciudad. En parte lo entendía, la separación había sido muy difícil para todos, especialmente para ellos… -Los del trabajo vendrán – comentó el rubio siguiendo la línea de sus pensamientos. 

-Bella no vendrá – susurró el grandulón triste a la vez que el rubio asentía.  Emmet extrañaba a su hermanita más que a cualquier cosa, pero desde hace tres meses sólo habían mantenido comunicación por teléfono o vía internet. “Algo era algo”, le recordó su mini-consciencia, pues ya habían estado a punto de perderla una vez… Suspiró. Cuando Bella le dijo a Edward que no podría estar presente en la fiesta que Tanya estaba organizando para él, Edward se deprimió mucho, aunque supo disimularlo…

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Flash Back
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-Muévete Eddie, yo también quiero hablar con Bella – dijo golpeándolo a la vez que lo tiraba de su silla.  Una sonriente Bella le devolvió la mirada desde el ordenador frente a él. – Bella – exclamó Emmet feliz después de mucho tiempo. Había estado esperando noticias suyas desde que partió a Londres junto a Jacob, pero sus correos y llamadas habían sido escazas - ¡Te extraño! – le dijo cuando los ojos le empezaron a escocer.

Los hombres no lloran”, le recordó su mini Bella fumándose un puro, así que se forzó a comportarse como un machazo, esas niñerías eran para Edward. 

-Yo también te extraño Emmie – dijo Bella riéndose con los ojos llorosos – pero deja de estar maltratando a mi Edward, por favor -. Edward desde el suelo exclamó un débil; “deberías hacerle caso”, mientras se retorcía y agarraba el estómago. – ¿Se lastimó? – preguntó ella preocupada. 

-Está acostumbrado – comentó Emmet mirándolo retorcerse en el suelo.- ¡Bella!- volvió a exclamar después de un largo segundo, haciéndola sobresaltarse al otro lado de la pantalla.  

-¿Sí Emmet? – preguntó ella, entrecerrando los ojos. 

-¿Cuándo volverás? – los colores desaparecieron del rostro de la castaña y a pesar de que la imagen del computador no era tan nítida, Emmet hubiera podido jurar que estaba empezando a ponerse roja,- ya son más de dos meses desde que te fuiste a Londres… ¿por qué no le dices al chucho que se muera de una vez por todas? – renegó malhumorado.

-No digas esas cosas Emmet – lo cortó molesta. 

-Pero Bella, faltan pocas semanas para el cumpleaños de Eddie, y la bruja de Tanya esta que hace y deshace las cosas a su antojo. ¡Tienes que regresar! – El ligero apretón en su hombro detuvo sus quejas. Emmet había estado esperando su apoyo, ¿¡pero esto!?. El cobrizo adoptó una máscara de indiferencia muy poco usual en el, haciéndolo a un lado al ver por dónde iban sus pensamientos.

-Bella no podrá venir Emmet – dijo su primo con todo el aplomo posible – le he pedido que se quede allá.

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Fin del Flash Back
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-Edward es un tonto enamorado – murmuró Emmet tirando de las enredaderas de la terraza– y Bella es demasiado piadosa – dijo arrancando un buen pedazo de la decoración. El rubio a su costado asintió mirando el desastre, ya se imaginaba lo que se venía tras esas palabras…- pero… - y ahí estaba lo que había venido temiendo, ese famoso “pero” – nosotros somos más inteligentes…

-Y supuestamente lo hacemos porque creemos saber lo que es mejor para ellos, ¿verdad? – sugirió el rubio no muy convencido, a la vez que Emmet le restaba importancia.- Vamos Emmet, Edward no se lo tomara a bien… y Bella…ella te matará – dijo intentando hacerlo recapacitar, pero sabía que era lo mismo que hablarle a la pared. 

-Tennos un poco más de confianza – comento el grandulón rodando los ojos. 

-La idea fue tuya – contraatacó el otro entrecerrando los ojos. 

-Y por eso saldrá bien – dijo Emmet con un brillo fanático en los ojos – además, te recuerdo que tu prometida estuvo de acuerdo -, “Alice”, pensó el rubio asintiendo desganado. Las órdenes de su novia eran inapelables. Además, ya habían avanzado demasiado en sus planes como para dar vuelta atrás – es un excelente plan Jazper, ya verás… tendrás que tragarte tus palabras – dijo haciéndole una llave. 

-Ojala funcione – dijo con el rubio con la voz estrangulada. 

-Lo hará – prometió el otro. 

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La fresca brisa de una de la noche sin luna se abrió paso a través de las ventanas semiabiertas del desolado departamento, trayendo consigo los ruidos de una ciudad que parecía nunca descansar. Edward tiró de las cortinas quedando en penumbras. Caminando a tientas a través del cuarto, volvió a dejar el cuadro de Bella en su lugar y se dejó caer en el mueble más cercano. El olor a sándalo y vainilla tan característico de ella impregnaba cada rincón de ese lugar a pesar del tiempo, perdiéndolo en los recuerdos del pasado… “La extrañaba demasiado”…  

Sus manos instintivamente volaron al teléfono que yacía tirado al otro lado del mueble. “¿Y si la llamaba?... No, ella no querría hablar con él… ¡Maldición!”…  Por más que intentara alejarse de ella, una y otra vez volvía ese lugar. Era masoquista pues lo recuerdos no hacían más que atormentarlo día y noche, pero no podía dejar de pensar en ella, en su cálido cuerpo y esa personalidad tan chispeante que lograba sacarlo de sus casillas. 

“¡Maldita sea la hora en que la deje marchar!”… gruñó al aire, sintiéndose un idiota al ver lo mucho que había perdido. Ahora ella estaba a miles de kilómetros, con ese imbécil… 

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Flash Back (4 ½  meses antes)
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Estacionó como pudo en la zona para discapacitados al ver que no había ninguna plaza en el estacionamiento. “Que me lleve el diablo”, pensó furioso al ver que hoy todo mundo se había puesto de acuerdo para ir al hospital. La sangre le latía fuerte tras las ojeras y su corazón le martillaba errático contra las costillas al recordar a Bella gritando galimatías a través del un teléfono que no ayudaba mucho.  

Corría a través de los blancos y silentes pasillos, tratando de no pensar en posibilidades. El miedo le estaba atenazando el alma y la ansiedad lo estaba volviendo loco mientras pasaba ansioso puerta tras puerta. 

“¿Por qué tenían que ocurrirle estas cosas a él?”, pensó deteniéndose al llegar a la habitación en la cual sabía que la encontraría. El cansancio lo embargó y un nudo se formó en su pecho al sentir que unos escasos metros lo separaban de lo que podría ser su ruina. “Que no le haya pasado nada”, rogó cerrando los ojos a la vez que giraba la manija.

-No puedo hacerlo…

Giró en busca de la procedencia de esa voz y vio a su ángel apoyada contra la ventana. Se veía cansada y tenía un pálido semblante, pero estaba bien. Los rayos del sol proyectaban un aura dorada sobre sus cabellos haciéndola verse irreal.    

-Edward – susurró Tanya al percatarse de su presencia.

Bella saltó sobresaltada y agachó la cabeza algo incómoda. El cobrizo cuadró los hombros tensos, intuyendo que algo andaba mal. Dio un par de pasos hacia ella en busca de reconfortarla pero la mujer tendida en la camilla volvió a reclamar su atención. Suspiró, era difícil decidir sus prioridades cuando Bella estaba cerca…

-¿Qué pasó? – preguntó Edward, viendo lo pálida y llorosa que se veía Tanya – ¿el bebe…? - comenzó, pero no pudo terminar la frase.

-Ellos están bien Edward – susurró su ángel a afrontarlo por primera vez desde que llegó.- sólo… solo fue un desmayo.

-¿Y tú qué sabes? – dijo la rubia con acidez – es por tu culpa por la que estoy postrada en cama – agregó fulminándola con la mirada – Edward ya llegó, ahora te puedes marchar… 

-Basta Tanya – exclamé molesto.

Bella abrió y volvió a cerrar la boca, pero no dijo nada. Edward se levantó dispuesto a tomarla e irse de ahí pero la vio negar anticipando sus movimientos. Ella tomó su abrigo que descansaba sobre uno de los muebles de la inmaculada habitación y se giró a verlo con una sonrisa amarga en el rostro.

-No tienes que irte amor – dijo Edward lo suficientemente alto para que Tanya entendiera. 

-¡Edward! – volvió a exclamar la rubia, y Bella le dirigió una mirada exasperada. 

-Es tarde Edward – musitó la castaña antes de bajar la voz y agregar –… no la hagas renegar, el doctor dijo que nada de emociones fuertes… - asentí molesto por tener que cumplir con todos sus caprichos. 

-Quédate – le volvió a pedir, pero ella volvió a negar y se apartó un poco de él. 

-Te amo – sonrió dándole un beso de despedida antes de cerrar la puerta tras ella.

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Fin del Flash Back
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Carlisle solía contarle que el día que se enteró que iba a ser padre su vida cambió por completo. El disfrutar de esos cortos 9 meses de espera no era más que la diana que decoraba su felicidad. En mi caso, el cambio había venido pero la felicidad no era más que una extraña para mí. 

Edward recostó la cabeza en el respaldo del mueble y cerró los ojos esperando que los ojos le dejaran de escocer. Últimamente no hacía más que lastimar a las personas que más amaba en este mundo. Primero Bella… luego su hijo…

Un hijo… 

Un pequeño que no tenía la culpa de nada. Alguien a quien amaba con todas sus fuerzas, pero para él no era más que un extraño a quién su madre no lo dejaba acercarse.    

6 meses habían pasado…

6 meses en los que se había tenido que mantener al margen con el corazón divido…

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Flash Back (4 meses antes)
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Edward miró su reloj de pulsera y se echó a correr cuesta abajo. No había sido una buena idea dejarle el coche a Tanya, pero durante los últimos meses sólo había podido decirle “Si” a todo lo que esa irritante mujer le pedía…

-¡Idiota! – gritó un árabe furioso, frenando en seco al verlo cruzarse en su camino a media carrera.

Si… últimamente su vida andaba al límite…

Había recorrido medio NY en busca de los famosos buñuelos de la Nona Victoria para enterarse al final que la pastelería se había mudado a otro condado. ¿Cómo le explicas eso a una embarazada sin que te arranque la cabeza en el proceso?. En medio de rabietas y gritos, Edward se dio cuenta que llevaba media hora de retraso para su cita/aniversario… Que lo lleve el diablo, pero era la segunda vez en esa semana….

15 minutos después…

Agitado y sudoroso se detuvo frente al restaurant. Otra vez, tarde. Edward miró por todos lados en busca de reconocerla en ese lugar tan familiar para ambos, pero notó que sólo había familias que celebraban en mesas adornadas para la ocasión, y parejas de amantes que disfrutaban bajo las luces de las velas haciéndolo desear estar en sus lugares, con ella…

Derrotado, dejó caer la cabeza al llegar a su mesa y encontrarla vacía. El mozo que lo había estado escoltando lo dejo solo al ver su estado, y no era de esperarse que las personas de mesas continuas lo miraran con curiosidad. 

Queriendo hundirse en la tierra, se dejó caer en una de las sillas a la vez que escondía la cara entre las manos…

-Pensé que nunca llegarías…

Los huesos de su cuello tronaron cuando giró con brusquedad en busca de la procedencia de su voz. Y ahí estaba, su ángel. La mujer más hermosa que alguna vez existió, yacía parada frente a él con una sonrisa cálida en el rostro y nada más que amor brillando en ese mar de chocolate. Suspiró dándose cuenta que él no la merecía, pero daría su vida por ser algún día digno de ella…

-Lo siento – se disculpó avergonzado, levantándose para retenerla entre sus brazos. Y es que ella era real y era suya a pesar de todo. 

-No digas nada – susurró ella escondiendo el rostro en su pecho.

Negué besando sus cabellos que caían sueltos como cascadas sobre sus hombros.- Te amo.

-Lo sé…

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Fin del Flash Back
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Pocos días después había estado a punto de perderla en ese accidente, y su mundo se había venido a bajo.
¿En qué momento había perdido las riendas de su vida?...

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8:30 pm…

-Esto no me hace gracia Emmet – la mano del rubio recorrió la superficie frente a él en busca de un lugar del cual sostenerse. “¿Qué hacía ahí?”, pensó cansado caminando a tientas.- salgamos antes que alguien nos vea…

-No seas marica Jazz, vi cuando lo metieron por aquí… Estoy seguro…. –dijo Emmet en un susurro -¡Bingo!

-¡¿Qué?! ¡¿qué pasó?!... ¡habla Emmet! – “¿Desesperado?...Eso era poco” 

-E..to…ta buen..ísimo… -balbuceó el grandulón con la boca a rebosar de comida para cuando las luces del cuarto se encendieron por si solas.

-¿Qué hiciste?-susurró Jazper mirando de un lado al otro esperando que alguien los descubriera en ese momento.-¡Aparta Emmet! – dijo apartando el pedazo de tarta que Emmet le estaba poniendo frente a la cara. 

-Eres tannnn aburrido… - bufó Emmet sacando una bolsa de su saco y empezando a meter toda la comida del bufet frente a ellos. 

Sí, se habían metido en la cocina del hotel a robar comida. O como prefería decir Emmet: “Catar la comida antes de que la sirvan” -¿Ya nos podemos ir? – suspiró Jazper, tragando pesado al ver la gama de cuchillos que colgaban de la pared. 

-Fa…ta Chi..chi…chalón…

-¿Ah? ¿quién…? – Emmet hizo un gesto a la bolsa negra que estaba arrastrando y luego a la esquina más alejada del lugar. ¿Qué podría ser peor que Emmet, robando comida en la fiesta de Edward?...”Yo que tu no me haría esa pregunta” dijo alguien en su cabeza, para cuando Emmet le tendió la pesada bolsa cargada de comida y se alejó de él hacia el rincón en el que sabia, había algo que los metería en problemas…
“Las mejores escuelas privadas del mundo, 5 años de estudio en una de las  universidad más prestigiosas de Europa…dinero, prestigio y poder… y heme aquí, robando comida y un…” – ¡Noooo! ¡No! ¡No Emmet!…

-Cállate Jazper, lo estás asustando. – bufó Emmet, sosteniendo a las justas a un puerco entre brazos. – Jaz, te presento a Chicharrón… el nuevo miembro de la familia…

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“¿En qué momento llegué a dar a esta fiesta?...Debí haberme escondido mejor”, pensó Edward moviendo la copa inconscientemente antes de apurar su contenido. Alguien a su lado bufó…

-Te he dicho que dejes de beber…-gruñó Alice quitándole el vaso- el licor te envejece más rápido.-comentó haciéndolo gruñir otra vez.

-Y el renegar también – agregó Rose dándole un fuerte coscorrón.

-¿No pudieron dejarme solo?

-No.-dijo el pequeño demonio sentándose a su lado. Los invitados frente a ellos pasaban ajenos a la situación, disfrutando de un ambiente en nada acorde a como este extraño trío se sentía.- Bella nos encargó hacer que disfrutaras de tu cumpleaños… 

Un fuerte estremecimiento recorrió el corazón del cobrizo haciéndolo encogerse en su sitio. “¿Por qué cada vez que mencionaban a su castaña le ocurría eso? Lamentaba su partida pero… era algo que ambos habían acordado”… 

Un mozo pasó frente a ellos cargando copas de champán y antes de que Alice o Rose pudieran detenerlo, volvió a tomar otra copa empezando a alejarse de ellas.  

-Vuelve aquí Cullen…-gruñó la rubia.

-¡Muérdeme! – le contestó el otro alejándose de ellas. 

-Lo mataré… lo juro por…- masculló entre dientes Rose para cuando una fuente de gritos atrapó toda su atención.

5 min después…

Hay quienes dicen que cuando el infortunio toca a tu puerta no hay forma de escapar de él, es cosa de plantarle cara y hacer lo posible por salir airoso.  Claro, esto era algo que Edward pensaba hasta que todas sus ideas se vinieron abajo y sólo una frase se le cruzó por la mente al ver lo que se le venia encima; “¿por qué a mí?”… 

Pero retrocedamos un poco para que podamos entender lo que le ocurrió…

Cansado de esa situación y de que todo el mundo intentara controlar su vida, nuestro cobrizo se dirigió a la mesa del bufet, el único lugar al que Rose no se acercaría en toda la noche pues se encontraba a dieta. Esa extraña auto-tortura a la que se forzaban las mujeres en busca de verse “mejor” y tener una escusa por la que auto-compadecerse e irritar a cuanto ser “incomprensivo” y “poco solidario” estuviera a menos de 10 metros a la redonda. Bueno, sigamos…

-¿Qué crees que haces? – le cerró el paso Tanya cuando estuvo a pocos pasos de cantar victoria.
Sin poder esconder el desagrado que le producía su voz, se forzó a contestar-¿No ves? Voy a tomar un bocadillo – dijo tratando de alcanzar la fuente de camarones frente a él pero volviendo a fallar cuando Mr. Banz, un cliente de peso pesado y cuando digo peso pesado me refiero exclusivamente a su peso, se le terminó adelantando. 

-Oh, disculpe Sr. Cullen… -balbuceó salpicándolos con saliva- ¿Iba a tomar esto? – dijo señalando el pedazo de camarón que pudo rescatar de su boca. 

Edward sintió su estómago tirar de él al ver los restos de comida que el hombre ponía frente a él, he iba a contestar que no cuando gritos desde el otro extremo de la sala llamaron la atención de todos en lugar.
.
.
-¡Devuélvame mi puerco señor!…-gritó un hombre gordo, con barba de chivo y vestido de blanco que Edwad supuso era el Chef ya que salió blandiendo un cuchillo y tenia esa peculiar gorra.

-Vamos Emmet… sólo devuélvele al animal – susurró Jazper interponiéndose entre ambos hombres. 

-¡¡Jazper!!-gritó Alice desde la otra esquina del local, mientras Rose se movía a toda prisa hacia donde estaban ellos.

“¡Oh diablos!”, se limitó a pensar Edward cuando el animal salió disparado de los brazos de Emmet, y corrió disparado por la sala. El Chef en un segundo quedó tumbado en el suelo por un asustado Jazper quien en busca de escapar de una furiosa Alice golpeó al Chef sin querer, dejándolo privado en el suelo. 

-¡Chicharrón no! – gritó Emmet espantando al animal mientras Rose lo seguía abriéndose paso a empujones en medio de la masa sorprendida de invitados.- Huye Chicharrón, huye…

-¡Esta no te la perdono Emmet!…-gruñó Rose para cuando el puerco cambió de dirección hacia donde estábamos nosotros. 

-Oh, no, no… ¡NO! –exclamó una histérica Tanya interponiéndose en el camino del puerco y la mesa en la que estaba la escandalosa torta de 8 pisos de la cual se sentía tan orgullosa. 

-¡Tanya, el bebe! –grité haciéndola a un lado pero fallando en el proceso. El cerdo le saltó encima y la torta se vino a bajo. Sobre ella y sobre mí. 

Todo fue tan confuso en ese momento… un silencio descomunal reinó en todo el lugar. Haciendo acopio de la dignidad que aún me quedaba, tome al cerdo como pude y estaba por levantarme cuando lo escuché…

-Déjeme ayudarlo Sr. Cullen…- dijo el gordo Banz y yo pensé. “No por favor”… pero las desgracias siempre llegan más rápido. Mr. Banz resbaló antes de que yo pudiera decir nada y dio de lleno sobre mí, dejándome preso de la profunda oscuridad de la inconsciencia… y yo sólo alcancé a pensar por última vez: “¿por qué a mí?

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3 días después…

-Estamos reunidos aquí para honrar la memoria de un buen hombre, hijo y amigo. Edward Cullen, que Dios te tenga en su gloria…


The End….
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¡Auch, auch, no me peguen!
¡Duele, duele… eso duele  T_T!
Jajaj sé que deben estar odiándome y todo eso, pero sólo me queda agregar una cosa a este capítulo, el cual disfruté mucho escribiendo:

¡Feliz día de los inocentes ^^!

Jajaja, soy de lo peor, lo sé… ^^, a qué les di un fuerte susto con este capítulo falso.
A mi favor diré que siempre he querido hacer un capi en el que mate a Edward (y eso que no escribí lo que tenía pensado hacer con Bella ¬¬…), but anyway…^^ solo hoy podía hacerlo.  
El verdadero capítulo lo estaré subiendo dentro de dos semanas ^^… ya tengo un poco más de tiempo libre así que nos estaremos viendo más seguido por aquí.
Besos reinas y pues, era solo una bromita ^^ , no me odien… ¿si? jejeje


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